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La filosofía de una de las mujeres más talentosas y visionarias de la industria arquitectónica sembró las semillas del futuro de la edificación moderna.

 

El Futuro ha alcanzado nuestro presente utilizando a la arquitectura como uno de sus aliados más representativos en nuestro entorno. La edificación ha comenzado a transformarse en base a la tecnología y las necesidades del mañana, generando propuestas arquitectónicas dignas de la ciencia ficción donde la forma, la funcionalidad y el diseño se mezclan en obras tan modernas que incluso podríamos percibirlas como demasiado tempranas para nuestra era.

Pero la realidad demanda esta edificación futurista de formas y conceptos ultramodernos, concebidas por las grandes mentes de la arquitectura del siglo XXI, entre las cuales destaca una eminencia que abandera el deconstructivo arquitectónico y ha sembrado las semillas necesarias para que el futuro de la arquitectura crezca en función del porvenir. Su nombre es Zaha Hadid, arquitecta anglo-iraquí que logró posicionarse como una de las arquitectas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, y que hoy su nombre y firma representan a la siguiente gran generación de arquitectos dispuestos a edificar el futuro mediante el diseño, la innovación, y una ambición por acercar el futuro cada vez más al mundo en el que vivimos.

El llamado del futuro

Nacida un 31 de octubre de 1950 en Bagdad, Irak; Zaha Hadid sería parte de una familia iraquí acomodada, cuya condición le permitiría tener acceso a una educación de excelencia en el extranjero, que la llevaría a conocer Europa a temprana edad. Si bien nunca tuvo dificultades económicas gracias a su familia, sería durante su desarrollo profesional donde encontraría los clásicos prejuicios y rechazo por su condición árabe, su género y su mentalidad innovadora y temeraria.

Su formación la llevaría a estudiar matemáticas y posteriormente una serie de diplomados arquitectónicos que la formarían como una experta, determinada siempre a mantener la innovación en cada uno de sus proyectos. Utilizando el deconstructivismo como insignia, el trabajo de Hadid se distinguiría del resto por su toque personal disruptivo y moderno, un futurismo que caracterizaría su trabajo, el de su firma arquitectónica y posteriormente el de sus múltiples alumnos alrededor del mundo. 

Diseñadora, arquitecta y catedrática, Zaha Hadid rompería estigmas dentro de la industria arquitectónica como mujer, convirtiéndose pronto en toda una eminencia de la edificación y el diseño a nivel mundial. Sus logros, proyectos y su peculiar estilo arquitectónico la harían merecedora de grandes reconocimientos entre los que destacan la Orden del Imperio Británico y el premio Pritzker, el más grande reconocimiento arquitectónico, convirtiéndola en la primera mujer en recibir dicho galardón. 

La arquitectura del mañana

El estilo arquitectónico de Zaha Hadid podría describirse en una sola palabra: Innovador. Si bien su peculiar forma de diseñar se cataloga dentro del deconstructivismo arquitectónico moderno, la profesionista anglo-iraquí siempre trató de encontrarse en “la frontera de la innovación”, buscando el siguiente punto de transformación de la arquitectura, dando como resultado edificios y complejos de diseños tan surrealistas que parecen desafiar las leyes de la física misma y que destruyen todo concepto arquitectónico establecido mediante su moderna y visionaría percepción del futuro. 

Siendo una de las mayores exponentes del deconstructivismo, la visión de Hadid concentró su esfuerzo en inculcar una filosofía innovadora en sus alumnos, mismo que depositó en su firma arquitectónica cuya trascendencia hoy en día ha alcanzado gran parte del planeta, sembrado esa semilla moderna y futurista alrededor del mundo. Si pudiésemos concebir al futurismo arquitectónico con una imagen, el trabajo de hadid seguramente se ajustaría a la perfección a este concepto, siendo el modernismo, el dinamismo y la originalidad, los elementos característicos del legado de una de las mujeres más talentosas de la industria arquitectónica a nivel mundial. 

Un diseño en favor de la sociedad

A pesar de que el estilo de Hadid es ya todo un distintivo de su visionaria propuesta, la arquitecta nunca pretendió que esto fuese así. Hadid siempre llamó a la arquitectura un aliado en la transformación de la sociedad, misma que debía servir en base a las necesidades humanas y facilitar el pleno desarrollo del día a día en las ciudades. Este romántico pensar, que muchos hoy en día ignoran al ver a la edificación como un mero negocio bastante rentable, le haría ganarse el reconocimiento de la industria, y sus propuestas y edificaciones serían referentes de lo que el mundo moderno necesitaba edificar para contribuir al cambio.

Más allá de su increíble y noble filosofía, su estilo es reconocible a leguas. El uso de formas curvas poco convencionales, o líneas rectas que desafían la percepción arquitectónica a la que estamos acostumbrados hacen sobresalir sus múltiples proyectos del panorama, identificados de inmediato por esa propuesta innovadora y moderna. Las transparencias, el concreto y las luces siempre fueron aliados perfectos en la obra de Hadid, un dinamismo material que convertiría sus recintos en dignos referentes de la modernidad y del futuro a la vuelta de la esquina. 

Tristemente, la talentosa Zaha Hadid nos dejó de forma repentina en 2016, dejando un legado de maravillas modernas que hoy en día sirven de referente de lo que el talento arquitectónico es capaz, y punto de partida para seguir explorando esa frontera que Hadid tanto busco cruzar. Su obra, sus enseñanzas y sobre todo su filosofía es lo que esta arquitecta Pritzker deja al mundo moderno, acercando a la humanidad al anhelado futuro mediante la arquitectura dinámica e innovadora, siempre al servicio del desarrollo social.