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El emblemático símbolo de Italia y del imperio romano recuperará su arena mediante la sustentabilidad de los tiempos modernos.

 

El Coliseo Romano, la construcción clásica más emblemática de Roma, ha logrado prevalecer a través de los siglos hasta llegar a épocas de modernidad donde resalta entre el cristal y el acero de la edificación contemporánea. Su estructura fue revolucionaria en su época, replicada en menor escala y ha servido como inspiración para muchos otros edificios de espectáculos, siendo un completo hito de arquitectura e ingeniería que data de dos milenios en el pasado. Hoy, es todo un ícono del turismo y patrimonio de la Ciudad Eterna, que, si bien no logró llegar a nuestros tiempos de forma completa, sus restos arrojan un vistazo de la imponente estructura que aún sigue siendo y que en su momento representó el orgullo imperial. 

Su historia y principales usos muchos ya los conocemos: una arena dispuesta para los espectáculos más impactantes y revolucionarios de la época con el fin de entretener al pueblo romano y otorgar gloria al imperio romano. En su momento fue capaz de ofrecer los mejores espectáculos, desde lucha de gladiadores, cacería de animales y fieras, representaciones teatrales y tal vez la más impactante de todas, la naumaquia, la representación de batallas navales, si, navales, dentro del coliseo.

Este orgullo de Roma, bastante bien conservado en la actualidad, recibirá próximamente una intervención que contribuirá a mejorar aún más su preservación y otorgará la oportunidad a los visitantes de poder colocarse a nivel de la arena, la cual será restaurada mediante madera sustentable y un sistema retráctil que permitirá abrirla y cerrarla según sea su necesidad, devolviéndole al recinto el suelo que perdió hace mucho tiempo víctima de los terremotos y el uso de su piedra posterior a su desuso. 

El regreso de la gloriosa arena

La arena del Coliseo fue testigo de toda clase de espectáculos, violentos, culturales y hasta religiosos, siendo el vía crucis papal durante la Semana Santa una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días y que pone al milenario anfiteatro como escenario de la procesión. Hoy, esa arena, ese suelo que alguna vez sirvió para la ejecución de espectáculos impresionantes, no existe más, dejando al descubierto el área subterránea y sus múltiples pasillos y trampillas, dejando a la imaginación, a planos y suposiciones, y en la actualidad, a renders, el pensar en la apariencia que tendría el coliseo si hoy tuviese su arena restaurada.

Esta iniciativa hoy ve finalmente la luz verde para ser implementada. En 2014 se propuso la restauración de la arena del Coliseo con la finalidad de preservar el área subterránea y ofrecer la posibilidad de recorrer el suelo en su totalidad en una experiencia completa que al mismo tiempo brinde una protección menos invasiva para el recinto. El proyecto de Milán Ingegneria fue el seleccionado para llevar a cabo la noble labor de otorgar un nuevo suelo al orgullo arquitectónico romano, mismo que contempla el uso de la madera sustentable Accoya para dicha tarea, acercando finalmente la tendencia arquitectónica de nuestros tiempos a este milenario edificio clásico.

Arena a disposición del espectáculo

De la misma manera que el suelo de coliseo se adaptó a las necesidades de los espectáculos, la propuesta de Milán Ingeniería ofrece un suelo retráctil y adaptable, que brinda la oportunidad de caminar sobre la arena del anfiteatro, observar la parte subterránea desde el mismo, o dejarlo al descubierto en su totalidad sirviéndose de un sistema retráctil y de cientos de paneles de madera de bajo impacto ambiental. 

Su funcionamiento se compone de una serie de paneles de madera Accoya, cuya función depende de su colocación, similar al funcionamiento de ventilas. Estando horizontales, los paneles permiten cubrir en su totalidad la arena, permitiendo a los visitantes caminar con libertad sobre ella, mientras que su verticalidad ofrece un vistazo a la parte subterránea, protegiéndola de factores naturales que ayuden a preservar lo que queda del sótano del anfiteatro. 

Este proyecto trata de ser lo menos dañino para el entorno patrimonial romano, por lo que el uso de madera como principal material y un mecanismo no tan complejo hacen posible su implementación, contraria a proyectos más invasivos que incluso otorgarían una apariencia estética poco agradable a tan bello recinto clásico. Además de devolver su gloria a la arena, otras implementaciones serán aplicadas durante este proceso de restauración, destacando un controlador de temperatura para el área subterránea que ayude a una mejor conservación de esta área delicada, así como un sistema de recolección de agua de lluvia que podrá ser reutilizada en los baños públicos.

El mítico emblema arquitectónico de Roma ha mantenido el orgullo del imperio en alto por siglos, que, si bien hoy no proyecta su colosal apariencia original, no deja de ser una obra arquitectónica clásica digna de admirar, cuyo cuidado y preservación le han hecho posible alcanzar la modernidad del siglo XXI, y que, con estas intervenciones y restauraciones, no nos sorprendería que el coloso extendiera su dominio sobre roma otros siglos más en el futuro. Un destino imperdible para los amantes de la arquitectura clásica, de Roma, o para los fanáticos del cine y de Russell Crowe.