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La ciudad ícono de la urbanización, la modernidad, el entretenimiento y de la arquitectura misma. 

 

No existe una ciudad tan icónica en el mundo como lo es la ciudad de Nueva York, el centro urbano definitivo de la humanidad, bastión de modernidad, entretenimiento, cultura, y por supuesto, arquitectura. Su importancia es tal en el mundo moderno que es considerada la Capital del Mundo, lo anterior gracias a ser la sede de industrias de gran importancia para la economía mundial, como lo son la del entretenimiento, la inmobiliaria, y ser claramente el centro financiero del mundo. Todos hemos oído hablar de ella, hemos visto sus paisajes repletos de rascacielos y avenidas concurridas que nunca paran en series y películas, y para quienes la han visitado saben que esta ciudad nunca descansa, por lo cual podemos describirla como una entidad urbanizada con vida propia digna del estilo estadounidense.

Nueva York es un paraíso de modernidad, una ciudad modelo que refleja esta idea de paraíso urbanístico de la vida citadina y cosmopolita, donde en todas partes hay algo que hacer y donde todos soñábamos con vivir, rodeados de esa modernidad característica de la Gran Manzana, la urbe del mundo. La hoy ciudad más grande de los Estados Unidos tiene para ofrecer de todo, desde un lifestyle soñado hasta un amplio catálogo arquitectónico que es de nuestro especial interés. Conozcamos un poco más de la naturaleza de este gigante de la urbanización que ejemplifica a la perfección el término metrópoli. 

Nueva Ámsterdam

La gran ciudad que hoy conocemos gracias a sus apariciones en múltiples formatos audiovisuales, tiene sus orígenes muchos siglos atrás, remontándonos a la llegada de los primeros colonos europeos holandeses, los cuales se asentaron en lo que hoy conocemos como la isla de Manhattan que estaba lejos de ser la jungla de cemento que hoy conocemos. Instalándose a orillas del río Hudson en el extremo sur de la isla, los holandeses bautizaron a estas tierras como Nueva Ámsterdam, nombre que duraría poco tras la llegada de los ingleses y su posterior cambio de propiedad pasando a manos de la corona británica. 

En manos de los ingleses, Nueva Ámsterdam pasaría a ser conocida con el nombre de Nueva York en honor al entonces Duque de York, (posteriormente el rey de Inglaterra Jacobo II), convirtiéndose en un asentamiento importante para los colonos británicos en el nuevo mundo, con una importante relevancia comercial y costera, la cual se convertiría por un periodo en la capital de los Estados Unidos independientes en el futuro.

Crecimiento multicultural

Pasaron poco más de dos siglos para que aquella Nueva York compuesta de casas de madera y un enorme muro donde hoy se encuentra Wall Street, se convirtiese en el titan urbanizado que es hoy en día, teniendo estos primeros acercamientos con la modernización industrial en el siglo XIX con la llegada de inmigrantes europeos así como su creciente importancia comercial gracias a su naturaleza portuaria. Nueva York creció en esa época mediante la industrialización y el comercio, y claro, al crecimiento demográfico de sus habitantes quienes verían en esta ciudad una oportunidad para emprender y un nuevo comienzo para ellos y sus familias. Lo que hoy es la ciudad más grande del mundo le debe mucho a la multiculturalidad. 

Urbanización del siglo XX

Pero sería definitivamente el siglo XX el momento en que Nueva York se transformaría en el bastión de modernidad, riqueza y virtualización que la caracteriza hoy en día. A comienzos del siglo XX, la ciudad vería crecer su propia extensión, tanto en amplitud con ese característico trazado de calles simétrico y planificado tan suyo, como hacia los cielos con la creciente tendencia de la edificación vertical de los años 20s. La riqueza de los años Locos haría posible este estallido inmobiliario en la ciudad donde el Art Déco se encargó de decorarlo todo, exponiendo la bonanza de una Nueva York en la cima de las ciudades del mundo. 

Incluso antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial y la llegada de más riqueza tras resultar victoriosos los aliados al final de la guerra, Nueva York ya era la capital del mundo moderno occidental, donde el entretenimiento encontraba un hogar, la edificación un lienzo en blanco, y las finanzas del mundo habían encontrado finalmente su sede definitiva. El siglo XX terminaría de moldear la naturaleza cosmopolita de Nueva York con la llegada de las industrias de todo tipo encontrando en sus innumerables calles sus sedes, convirtiendo a la Gran Manzana en un referente de urbanización mundial tan icónico que hoy su sola imagen es parte de toda la cultura occidental.

Nueva York hoy

La ciudad que hoy forma parte de la memoria colectiva del mundo se supera a sí misma todos los días viviendo en una acelerada modernización digna de la era digital, donde el día anterior queda obsoleto con la llegada de uno nuevo, donde lo digital ha transformado sus escaparates más importantes como Times Square, el entretenimiento encuentra en sus más importantes avenidas recintos únicos como Broadway, y cada calle ofrece museos, tiendas, hoteles, parques, plazas, comerciantes, artistas, y sobre todo, un edificio que contemplar en cada esquina, haciéndote sentir tan pequeño como si la ciudad misma supiese su lugar en el mundo como capital de la modernidad urbana.

Nueva York ha sido sobreviviente de trágicos episodios de la historia como el 9/11, así como ha sido sede de eventos dignos de su imagen cosmopolita, teniendo esta naturaleza casi viva que sólo pocas ciudades en el mundo pueden jactarse de poseer. Icónica, transmutable, multicultural y moderna, Nueva York no es una ciudad, es LA CIUDAD por excelencia, un ente vivo que perdurará seguramente por años al propio estilo de Roma, puesto que, cuando una ciudad lo tiene todo, tiene asegurado su pase directo a la Historia.