Uno de los museos con mejor acervo pictórico del país.
Los edificios de la Ciudad de México siempre tienen una historia que contar, y luego están aquellos que tienen cientos de historias por compartir, que han pasado de un uso a otro y que aún hoy en plena modernidad permanece inmutable al paso del tiempo, etéreos y eternos. La CDMX es una ciudad de recintos arquitectónicos formidables e interesantes, muchos de ellos albergando museos de toda clase, siempre resguardando la cultural, el arte y la historia de nuestro país de la mejor manera en edificaciones dignas de ser visitadas.
Este es el caso del famoso MUNAL, el museo Nacional de Arte de la Ciudad de México, un museo que merece la visita obligada de todos los amantes del arte en su múltiples estilos y eras, pues el edificio que lo resguarda, el antiguo Palacio de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, promete desde su aspecto arquitectónico neoclásico y renacentista, todo un viaje por la historia del arte mexicano desde el virreinato hasta la modernidad del siglo XX. El paso del tiempo nos ha demostrado que no es necesario salir de México para vivir el arte en bellos recintos arquitectónicos, y el MUNAL es la prueba máxima de esta realidad.
Nacimiento porfirista
México es una nación de artistas que han visto en la capital mexicana una ciudad llena de oportunidades para ver florecer su talento. Vestigio del andar artístico de nuestra nación son las obras que posee la colección permanente del MUNAL, una odisea artística que aborda el arte pictórico y escultórico nacionales y que ofrece en su magnífico edificio la oportunidad de exhibir toda clase de exposiciones nacionales e internacionales.
Pero vayamos por orden. El Museo Nacional de Arte tiene por sede uno de los edificios más bellos de la capital mexicana, el antiguo palacio de la Secretaría de Comunicaciones, un edificio de arquitectura neoclásica con rasgos renacentistas que es fácil de identificar por dos razones. La primera, se encuentra justo frente al famoso Palacio de Minería, otro gran tesoro de la arquitectura nacional. La segunda, la escultura ecuestre del rey Carlos IV de España que decora la plaza Manuel Tolsá en el exterior.
El edificio sería construido durante el porfiriato por ordenes del presidente Diaz en busca de modernizar la capital mediante la edificación ecléctica y monumental. Anteriormente el mismo espacio lo había ocupado un hospital, en el cual fue embalsamado y exhibido el cuerpo de Maximiliano de Habsburgo tras su fusilamiento. Su demolición daría paso al actual Palacio de arquitectura neoclásica que resguardará las oficinas de la secretaría de comunicaciones y obras públicas del porfiriato y que con el tiempo, pasaría a ser la sede del hoy museo más importante de arte nacional.
Templo de las artes nacionales
El actual museo nació a finales del siglo XX, designando el majestuoso edificio como su sede. Uno de los atractivos del MUNAL es precisamente su aspecto y arquitectura, destacando su escultura ecuestre al exterior, su majestuoso y lúgubre vestíbulo principal, sus corredores y portales, y la bella escalinata de caracol que asciende a los diversos niveles del museo en todo un viaje renacentista digno de Roma o París. El trabajo de herrería es un punto a destacar al interior del inmueble, dejando ver que el afrancesamiento del porfiriato no fue para nada un mito de los detractores del general Díaz sino una realidad. Aunado a esto, diversas salas parecer haber sido concebidas para albergar banquetes dignos de la realeza, pues el trabajo minucioso y artístico de sus acabados y frescos en el techo convierten al recinto en todo u viaje a un México curiosamente renacentista.
En cuanto a sus colecciones, el MUNAL se enorgullece de poseer todo un viaje completo por el arte mexicano desde el virreinato hasta días más modernos y vanguardistas, destacando de sus colecciones permanentes el arte pictórico occidental de más de 3 siglos, obras de los grandes artistas mexicanos del siglo XX como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Gerardo Murillo, pasando por el bello trabajo paisajista e ilustrativo de José María Velasco. Otras disciplinas sobresalen de su colección, destacando las salas que resguardan el trabajo escultórico clásico en mármol, exhibiendo figuras al estilo grecorromano como todo un museo europeo. Así mismo, el MUNAL comparte sede con otro museo, el Museo del telégrafo, exhibiendo en una de sus alas la historia de las primeras telecomunicaciones del país desde el siglo XIX hasta días más contemporáneos en medio de un entorno de excepcional arquitectura renacentista.
Sin duda alguna, el MUNAL es un destino obligado para conocer el arte y parte de la historia nacionales, así como disfrutar de una arquitectura que pocos sitios del país comparten. En un océano de museos como lo es la CDMX, conocer los templos dedicados al arte nunca está de más, y visitarlos mucho menos, por lo que una escapadita al antiguo Palacio de la Secretaría de Comunicaciones valdrá la pena de inicio a fin.