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Nueva York cuenta con una de las colecciones Art Déco más importantes del mundo, siendo dos de sus rascacielos más icónicos los emblemas del estilo arquitectónico.

 

La arquitectura Art Déco es recordada como uno de los estilos de edificación más icónicos y bellos de la historia moderna, admirada por su glamour y simetría como por la naturaleza intrépida de demostrar lo que una generación podía lograr al aprovechar la bonanza económica de su época. Este estilo arquitectónico obtendría su protagonismo en una de las ciudades más importantes del planeta, Nueva York, donde florecerá de manera exponencial en todas las disciplinas que este multifacético estilo era capaz de abarcar.

Nueva York es hoy todo un emblema de los años felices, donde una generación que escapaba de los horrores de la guerra edificó los más grandes iconos Déco de manera exitosa, dos de los cuales hoy identifican el panorama de la gran manzana con su icónico diseño, forma, acabados y mítica conceptualización. Estos son el Edificio Chrysler y el Empire State Building de Manhattan, rascacielos que han logrado perpetuarse en la cultura popular norteamericana y que hoy en día resultan ser los más grandes exponentes de la arquitectura vertical Art Déco.

Nueva York y los años locos

Ni siquiera París, la cuna del Art Déco, vivió el auge de esta vanguardia como lo hizo la ciudad de Nueva York, una ciudad ya caracterizada por su modernidad y prosperidad financiera, que la llegada del estilo Déco no hizo más que caerle como anillo al dedo. “La jungla de cemento donde se cumplen los sueños” diría Alicia Keys, una descripción que aplicaría bastante bien a la época donde las personas, escapando de los traumas dejados por la Primera Guerra Mundial, buscaron aprovechar la bonanza económica para vivir a lo grande, y esto es, construir a lo grande.

La verticalización se dispara, acompañada del estilo arquitectónico del momento, aquel que propone diseños simétricos, geométricos, de líneas rectas y ángulos pronunciados y una serie de acabados de lujo en cromo y dorado. Nueva York encontraría en el Art Déco el estilo perfecto para representar lo que la década de los años 20 sería para la sociedad norteamericana, convirtiendo a Manhattan en todo un paraíso de estilo y glamour arquitectónico, y a los Estados Unidos, el motor económico del mundo moderno. 

La industria inmobiliaria neoyorquina se convirtió en una frenética máquina de edificación, levantando rascacielos Art Déco a lo largo y ancho de Manhattan durante esta década de prosperidad económica, la cual vería nacer dos de los edificios más icónicos de la construcción vertical, estandartes reconocidos del estilo Déco anterior a la Segunda Guerra Mundial: el EMpire State Building y el Edificio Chrysler. 

Empire State Building

La década de los 20 en Nueva York fue conocida por la “carrera por el cielo”, una competencia inmobiliaria que buscaba alcanzar la altura máxima de la edificación mediante la construcción del rascacielos más alto del mundo. En este panorama, el actual Empire State Building, diseñado por el arquitecto neoyorquino William F. Lamb, se transformaría en el proyecto inmobiliario más alto del planeta, superando a su principal rival el Edificio Chrysler, contando con 102 pisos y una altura máxima de 443 metros. Su construcción comenzaría tras la demolición del antiguo edificio Astoria Waldorf Hotel en 1929, iniciando poco antes del Crac del 29 y el inicio de la Gran Depresión, fenómeno que afortunadamente no afectaría su construcción gracia a las maniobras financieras que el Empire State Inc. lograría concretar para salvaguardar el proyecto.

El edificio obtendría su nombre del antiguo nombre del Estado de Nueva York, y sería diseñado siguiendo la vanguardia arquitectónica del momento: el Art Déco. Tras su conclusión en 1931, el Empire State Building maravillaría por su altura y diseño caracterizado por sus retranqueos, aunque lamentablemente su auge vendría en la década de los años 50 tras la Segunda Guerra Mundial, puesto que la Gran Depresión y el conflicto armado causaron que el rascacielos estuviera deshabitado en su mayor parte, apodado de forma burlona “Empty (vacío) State Building”. Por 40 años fue catalogado como el edificio más alto del mundo hasta la llegada del World Trade Center de Manhattan (las torres gemelas), siendo hoy todo un ícono de los Estados Unidos, de Nueva York, de la cultura norteamericana, y un tesoro de la arquitectura Art Déco. 

Edificio Chrysler

El otro gran icono de la arquitectura de Nueva York y del auge del Art Déco en esta, fue el Edificio Chrysler, contemporáneo del Empire State Building y de la Gran Depresión. Curiosamente, tanto el Empire State y el Edificio Chrysler, fueron diseñados y concebidos en busca de representar el poderio Estadounidense, la propesridad fnanciera de los años 20 y el dominio del mercado Inmobiliario de la Gran Manzana, pero que a su conclusión, la Gran Depresión posetrior al Jueves Negro de 1929 terminaría por opacar en gran medida esta gloria premeditada. 

Por su parte, la construcción del Edificio Chrysler significó un reto para su principal propietario, el promotor inmobiliario William H Reynolds, quien buscaba edificar el próximo edificio más alto del mundo en la ciudad de Nueva York. Para ello, contrataría los servicios y el talento del arquitecto William Van Alen, reconocido profesional de la arquitectura moderna de los años 20. Durante gran parte de la historia del proyecto, Reynolds y Van Alen aumentaban la altura y el diseño del rascacielos en busca de batir todos los records, hasta que, una vez diseñado en su totalidad, Reynolds terminaría por vender el proyecto al magnate en auge de la industria automotriz norteamericana: Walther P. Chrysler.

Finalizado en 1930, el Edificio Chrysler impresionó por su altura y su diseño, destacando del panorama aún joven en rascacielos de Manhattan, con una cúpula de metal Art Déco hoy todo un ícono de la ciudad. Sus ornamentos metálicos imitan animales como las águilas, emblema norteamericano, y otros elementos decorativos dignos del Art Déco, convirtiendo al Edificio Chrysler en el rascacielos Déco por excelencia, que, en comparación con su vecino el Empire State Building, ofrece un vistazo más cercano al Art Déco en cuanto a ornamentación se refiere.

Manhattan en una colección perpetua de edificaciones de altura, vestigios del paso del tiempo pasmado en la forma de edificar el porvenir norteamericano. El Art Déco y los años 20 desafiaron a la ciudad a edificar como si no hubiese un mañana, logrando levantar joyas que hoy maravillan a los visitantes y ejemplifican la gloria y estilo del Art Déco a la perfección.