El ADN del símbolo de la libertad estadounidense.
Estados Unidos y su discurso demócrata a favor de la libertad está repleto de símbolos a lo largo y ancho de su territorio, desde su capital hasta su ciudad más poblada, siendo estos monumentos un constante recordatorio de que la tierra de los libres tiene garantizada la libertad para quienes pisan su suelo desde cualquier parte del mundo. No hablaremos de si este discurso es completamente cierto o no, sino que nos enfocaremos en analizar sus símbolos y monumentos, uno en especial, el más famoso de todos, un emblema de la propia identidad norteamericana que se alza sobre las aguas del Hudson observando el amanecer.
Sabemos que Washington D.C. está repleto de todo un conjunto de simbología masónica en favor de la libertad propuesta por los Padres fundadores, pero es la ciudad de Nueva York la que representa realmente los ideales fundacionales de Estados Unidos gracias a su naturaleza multicultural, cosmopolita e historia forjada por inmigrantes de todo el mundo, por lo cual, su monumento más importante es el estandarte perfecto para representar la ciudad americana por excelencia.
Si hablamos de Nueva York, hablamos de la Estatua de la Libertad, uno de los monumentos más memorables de la Gran Manzana, de los Estados Unidos y de todo el planeta, cuya imagen forma parte del conocimiento colectivo representando el concepto de libertad como ningún otro memorial en el mundo. Hoy conoceremos un poco más de su historia, sus origenes, sus componentes y la simbologia detrás de su mitica figura de color turquesa que engalana las aguas al Sur de la Gran manzana.
La Libertad Iluminando al Mundo
La historia de este símbolo formalmente conocido como La Libertad Iluminando al Mundo tiene su origen en el siglo XIX, poco después de finalizada la Guerra Civil Estadounidense, donde el pueblo Francés, buscando mantener viva su alianza Franco-estadounidense contempló obsequiarle a la joven nación americana un regalo digno de su historia y en celebración de su primer centenario de independencia. Este proyecto propuso la creación de una escultura de gran tamaño destinada a engalanar las aguas del río Hudson en Nueva York, la ciudad más famosa y poblada de Estados Unidos.
El proyecto estaba en manos del escultor frances Fréderic Auguste Bartholdi, quien se encargaría de diseñar la escultura inspirándose en diversas interpretaciones del concepto de la libertad en el mundo antiguo con el propósito de dar identidad al discurso republicano de los Estados Unidos del cual Francia fue un fiel partidario a favor de la libertad republicana y demócrata más allá de la monarquía extinta en su territorio.
Inspiración en la antigüedad
Bartholdi buscaba que esta escultura se convirtiese en un símbolo de la libertad en el mundo moderno, por lo cual dedicó gran parte de sus esfuerzos en concebir una imagen única para este monumento de gran importancia para su nación y sus aliados del otro lado del Atlántico. Sería el mundo antiguo en el cual Bartholdi encontraría su principal inspiración para concebir el diseño de la escultura que hoy conocemos, siguiendo la tradición helenística de enaltecer la figura humana femenina como diosa de gran poder y relevancia.
La apariencia clásica de la Estatua de la Libertad tiene en todo su esplendor los elementos característicos del trabajo escultórico grecoromano, usando corona, antorcha, estola y sandalias, así como una expresión etérea que se inspira en diosas como Hécate o Libertad logrando dar identidad a la filosofía que sustenta la independencia estadounidense bajo la bandera de ser una república libre para todos.
En cuanto a su simbología, esta escultura de tamaño colosal está diseñada para representar en todo su esplendor la libertad del nuevo mundo. Su figura femenina representa la gloria endiosada de la libertad misma, coronada por siete puntas que representan los siete continentes y los siete mares en referencia al mundo entero. Su mano derecha sostiene en alto una antorcha que busca iluminar el mundo entero, mientras que su izquierda sostiene una tablilla que simboliza el derecho y la justicia, la cual tiene grabada la fecha en que se firmara la independencia de los Estados Unidos: 4 de Julio de 1776.
La Isla de la Libertad
La Estatua de la Libertad sería elaborada en Francia mientras que los Estados Unidos se encargaría de la construcción de su pedestal, uno de grandes proporciones, cuya ubicación sería una isla anteriormente utilizada como base militar en medio de las aguas del río Hudson en Nueva York. La elaboración de la escultura de 46 metros de altura se vería interrumpida por diversos sucesos en Europa, pero que no detendrían de manera definitiva su construcción. Su armazón interno fue encargado al ingeniero Gustave Eiffel, el cual sería recubierto de una fina capa de cobre que hoy luce con esa tonalidad cobre debido a la oxidación. Su cabeza llegaría a ser exhibida en la Exposición Universal de París de 1878 antes de ser enviada al otro lado del atlántico.
En cuanto a su pedestal, este fue erguido sobre el antiguo fuerte militar de la actual isla de la libertad, el cual contaba con una forma de estrella de 7 puntas bastante adecuada para el diseño de la escultura final. El pedestal de diseño neoclásico a cargo del arquitecto Richard Morris finalmente vería el ensamblaje de la estatua en 1886, fecha que marcaría su inauguración como símbolo estadounidense y su uso por dos décadas como faro para la ciudad de Nueva York.
Protagonismo simbólico moderno
Hoy, la Estatua de la Libertad es uno de los monumentos más famosos del planeta, pero en su momento significó algo más que un atractivo turístico y de souvenirs de menor tamaño, sino que representó la naturaleza misma de la oportunidad que el nuevo mundo, especialmente la ciudad de Nueva York tenía para los inmigrantes de todo el mundo. Llegando en barco desde Europa, lo primero en visualizarse a su arribo a Nueva York era la estatua que hoy se mantiene en alto a pesar de las amenazas modernas del nuevo milenio, como ocurriría con el 9/11, fecha en la cual afortunadamente este símbolo universal saldría ileso.
Admirada por muchos que ven en este monumento un ideal de auténtica libertad estadounidense, como detestada por otros que la consideran un símbolo hipócrita de la doble moral estadounidense; la Estatua de la Libertad es y será un símbolo de auténtica filosofía de la tierra de la libertad y de los sueños, pues, con altas y bajas, Estados Unidos, y en especial la inmensa ciudad de Nueva York, no deja de mantener las puertas abiertas a todo aquel que busca realizar sus sueños y tener una oportunidad en la modernidad del siglo XXI, por lo cual, su importancia en un mundo de inmigrantes, diversidad cultural y globalización está más latente que nunca.