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El estilo de decoración que sigue manteniéndose vigente y vanguardista aún en la actualidad. 

 

Pocos son los estilos que logran prevalecer más allá de la época en la que fueron concebidos. Usualmente, tras cumplir su misión de expresar el sentir de la época, los estilos terminan por caducar rápidamente ante la constante transformación del mundo moderno, quedando obsoletas ante la rápida llegada de la siguiente vanguardia. El siglo XX fue generador de estilos cambiantes y contrastantes unos de otros, de los cuales pocos han logrado sobrevivir a la modernidad del nuevo siglo, siendo uno de ellos el Minimalismo, el cual hoy logra mantenerse vigente gracias a su filosofía de ”menos es más” que sigue manteniendo su certeza hoy más que nunca.

El minimalismo del siglo XX llegaría para demostrar que el éxito de un estilo decorativo no residía en una ornamentación elegante o excesiva por más estilizada que esta fuese, sino que dependía de la funcionalidad de sus elementos, que entre menos de estos fuesen requeridos, mayor sería el éxito decorativo del entorno. Su efectividad quedaría demostrada al convertirse en el estilo predominante durante la mitad del siglo XX, reinado que haría de esta época una completamente icónica, donde la eliminación de los elementos excesivos e innecesarios se convertiría en un credo del interiorismo y símbolo de modernidad. 

En la actualidad, el interiorismo minimalista se mantiene más vigente que nunca, más aún cuando se trata de decorar entornos de prestigio como lo son las áreas corporativas de renombre o un lujoso uso residencial. Pero ¿Qué caracteriza a este estilo de decoración? Es momento de descubrirlo.

El ADN del minimalismo

Como su nombre lo indica, el minimalismo busca el uso mínimo de elementos para su función decorativa, desechando cualquier sobrante que no sea necesario para el entorno. Con un auge en la década de los 60’s, esta estilo decorativo, arquitectónico y artístico, impactó de lleno en la forma de vida de la sociedad occidental de mitad de siglo, quienes encontraron en la filosofía minimalista una forma de expresión vanguardista digna de una época de lujo y del surgimiento de la cultura pop.

Siendo parte fundamental del estilo Mid Century Modern, el minimalismo contribuye a la transformación de la modernidad del siglo XX mediante la simplificación del entorno, la geometrización de los decorados, y el orden y limpieza dignos de un espacio de mínima saturación decorativa. Las formas que promueve el minimalismo son geométricas, mismas que proyectan una naturaleza de orden y abstracción. 

Tanto en el mobiliario como en la arquitectura minimalista, todo es sencillo, mínimo, simplificado al grado de llegar a una pureza interiorista donde sólo prevalece lo realmente útil para su uso funcional y decorativo, y donde el resto queda desechado, proyectando una imagen de limpieza y espacio, sinónimos de estilo, elegancia y lujo, tanto en su momento como hoy en día. 

Colores puros y monocromáticos

En el minimalismo, los colores y las texturas materiales cobran protagonismo al contrastar con un entorno de espacios, luminosidad y orden. El blanco es el elemento base del minimalismo, color que garantiza el realce de cualquier otro recurso decorativo, ya sea de mobiliario, estructural o escultural. Los colores monocromáticos son el aliado perfecto para un entorno minimalista, siempre en tonalidades claras como hueso, beige, o grises claros. Enfocarse en el uso de colores básicos es determinante para lograr esa apariencia minimalista del entorno, la cual, podemos combinar con tejidos, acabados y mobiliario adecuado.

Materiales base

Los tejidos sencillos y en tonalidades contrastantes a la claridad predominante generan una excelente combinación y logran ese equilibrio digno de una decoración minimalista. Todo elemento material, decorativo y de mobiliario debe invitar a la paz del espacio y ofrecer un respiro de relajación, función primaría del estilo minimalista en el interiorismo. La pureza y el orden deben prevalecer mediante las líneas rectas, los colores bases y un equilibrio visual de frescura predominante, factores que han garantizado que el minimalismo se mantenga vigente con el paso de las décadas, puesto que su decoración, más que un recurso estético e interiorista, promueve una filosofía de equilibrio y busca la paz mental de quienes se ven rodeados de él. 

Tanto en su forma como en su tonalidad o composición material, el minimalismo exige simplificación y eliminación de elementos sobrantes e innecesarios, buscando ese purismo estructural, inmobiliario y arquitectónico que proyecte un respiro por medio del interiorismo. Acabados lisos y naturales son excelentes dentro de esta corriente, tanto como la combinación de naturaleza mínima y contrastante con las tonalidades de las estancias, donde el verde clásico de la vegetación hace un match perfecto con materiales minimalistas como el cemento o la madera.

El minimalismo no exige mucho, al menos no tanto como otros estilos de decoración, por lo que su aplicación suele ser más sencilla para entornos personales, manteniéndose como un estilo moderno y vanguardista que parece no envejecer nunca, ni mucho menos, dejar de ser funcional, más aún en un mundo de simplificación en todos los sentidos. En tiempos de resiliencia y necesidad de paz mental, el minimalismo juega en favor de la decoración y del usuario, por lo que no te fallará si buscas aplicarlo y percibir ese entorno de pacificación necesario en tiempos pandémicos.