El bastión histórico nacional por excelencia que se alza sobre el Valle de México
La historia de México no podría describirse de manera completa sin mencionar sus edificios históricos, esos recintos que albergan en sus interiores pedazos de la historia mexicana que han logrado trascender los siglos hasta nuestros días como recordatorios perpetuos de la transformación nacional. Edificaciones que recuerdan el poderío del México prehispánico; templos que aún en la actualidad acogen a sus feligreses recordando la influencia de la Iglesia en el México colonial; y claro, palacios que albergan el Arte, el poder político, y sobre todo, el andar histórico de toda una nación.
La historia de México también se vive en sus edificaciones, destacando de entre todos estos famosos recintos uno en especial que logra sobresalir por su arquitectura, su ubicación geográfica, y su exquisito acervo histórico que describe a la perfección la transformación de México, y que hoy en día, resguarda la historia misma de todo un país en su interior. Se trata del impresionante Castillo de Chapultepec, el único castillo en toda América Latina, el cual ha vivido el México virreinal, el uso militar, batallas decisivas dentro de la historia nacional, hasta el esplendor del México imperial y porfirista. Entremos a sus estancias y conozcamos un poco más de la historia de tan icónico edificio capitalino.
Palacio virreinal
El castillo de Chapultepec tiene su origen durante el México virreinal. El Rey Carlos I de España decretó la zona del actual Bosque de Chapultepec como propiedad de la Ciudad de México, por lo que posteriormente el bosque se convertiría en un destino de recreación, descanso y de caza para los virreyes de la Nueva España. Buscando edificar una residencia que hiciera más placentera su estancia en la zona, es en 1783 que comienza la edificación del edificio principal del actual castillo.
El Virrey Matías de Gálvez y Gallardo sería el responsable de su edificación, cuyo hijo continuaría el proyecto tras la muerte de su padre. Lamentablemente la residencia quedaría inconclusa y sería puesta en subasta, y, a raíz de la falta de compradores interesados en un palacio inconcluso, pasaría a manos del ayuntamiento de la Ciudad de México en 1806. Pasarían casi tres décadas de abandono y desuso, hasta que finalmente el edificio encontraría un nuevo propósito, esta vez en manos de la educación castrense como la sede del Heroico Colegio Militar.
Sede militar y bastión de resistencia
Durante la primera mitad del siglo XIX, el castillo pasaría a ser la sede del Heroico Colegio Militar, la academia castrense más importante de México, sirviendo como escuela y base militar de gran importancia para la aún joven nación. Durante este periodo, es construido el torreón conocido como Caballero Alto, mismo que le daría la naturaleza de fortificación y que de alguna manera contribuye a obtener el concepto de castillo.
El Castillo vivirá de primera mano el ataque del ejército estadounidense durante la invasión extranjera, misma que terminaría con el asedio de la fortificación y la derrota del ejército mexicano. Tras la caída del castillo, México firmó el tratado de Guadalupe Hidalgo, en el cual perdería casi la mitad de su territorio del Norte cediendo a Estados Unidos. Notablemente dañado por el asedio, el castillo sería remodelado en los años posteriores extendiendo su tamaño y agregando habitaciones y otras estancias hasta que pasaría nuevamente a tener la función de residencia oficial poco después de la Guerra de Reforma y la llegada de la segunda intervención francesa.
El Segundo Imperio Mexicano
Durante el México imperial de Maximiliano de Habsburgo, el Castillo de Chapultepec se convertiría en la residencia oficial de la familia real. Recientemente remodelado, el recinto acogerá a la nueva familia extranjera en sus salas y dormitorios, adquiriendo finalmente el rol del palacio que siempre debió ser.
Maximiliano y su esposa Carlota habitaron el castillo tan pronto llegaron al país, enamorados de las vistas que el edificio ofrece del Valle de México, siendo conocido a partir de ese momento como “Palacio de Chapultepec”. La remodelación y acondicionamiento imperial daría la apariencia que se conoce hoy en día del castillo, reparando ventanas, escalinatas, muros, y revistiendo las habitaciones y estancias con mobiliario y decoración europea típica del siglo XIX. Las alfombras y el tapiz cubrieron el lugar, los muebles ornamentados llenaron los salones y el emblema imperial revistió cuanto pudo en el palacio de Maximiliano, conectando su morada a Palacio Nacional por el entonces conocido “Paseo del Emperador”, hoy Paseo de la Reforma.
El bello jardín que se exhibe en su azotea fue encargado por Maximiliano, amante de la botánica, cuyas flores aún florecen en el jardín privado imperial, al igual que sus carruajes y otros artículos personales.
El Porfiriato
Tras la caída del Segundo Imperio Mexicano, el castillo viviría múltiples usos en pocos años. Pasaría a ser residencia oficial presidencial durante la restauración de la República, se convertiría en un observatorio astronómico durante los primeros años del porfiriato, sería la sede oficial del Heroico Colegio Militar por cuarta y última vez, hasta llegar finalmente a convertirse en la morada oficial del presidente Porfirio Díaz y su familia.
Durante su estadía, Díaz convertiría el lugar en un palacio digno de su gobierno y del México moderno e independiente. El lujo inspirado por la Europa que tanto idolatraba se implementa sin medida en el interior del castillo, adecuado vitrales, ampliado salones, e implementado un mobiliario digno de la realeza en todo el lugar. Día y su familia vivirán como las monarquías en Europa mientras la desigualdad social reunía motivos para el levantamiento armado que se daría en los próximos años. pero mientras eso esperaba, el General acondicionó el castillo a su gusto, quedando de él mucho de lo que podemos apreciar hoy en día al visitarlo
En la actualidad, el hermoso Castillo de Chapultepec es la sede del Museo Nacional de Historia de México, albergando en su interior un paseo por la historia del México moderno desde su andar prehispánico hasta los grandes movimientos posteriores a la independencia. Su acervo recopila documentos, vestimenta, armas, artículos personales, artes y mobiliario de todos y cada uno de los periodos que marcaron la historia mexicana, destacando las etapas donde el castillo sirvió de sede relevante para estos episodios históricos como la guerra México.estadounidense, el Segundo Imperio Mexicano y el porfiriato. Sin duda alguna, es un destino imperdible que todo visitante de la capital debe conocer, adentrarse en sus salones, pasillos y exteriores repletos de historia y conocer en persona a tan icónico personaje arquitectónico del México moderno.