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La tradicional y visionaria forma de edificar del país del Sol Naciente. 

La actividad arquitectónica se remonta a miles de años en el pasado, donde las primeras formas de construcción representan meramente un refugio para el ser humano primitivo con conciencia y necesidad de protección. Pero incluso entre los primeros asentamientos existen aquellos que tienen una estética característica tan icónica que difícilmente podríamos catalogar su estilo como arquitectura temprana. China es uno de los grandes exponentes de esta forma antigua de edificar que coloca la forma y el decoro a la par de la funcionalidad y la adaptación del entorno, siendo su presencia en la antigüedad de gran influencia para sus culturas vecinas, siendo la japonesa su principal importador. 

El país del sol naciente, así como muchos otras naciones de oriente, fueron fuertemente influenciadas por las formas, las tradiciones y la arquitectura de la China imperial, siendo el Japón feudal un gran admirador de este estilo tan icónico, tomando del mismo la inspiración necesaria para adaptarlo a su propia cultura, sus tradiciones, su entorno natural y sus necesidades funcionales, políticas, militares y religiosas. Como China, la arquitectura de Japón es hoy una de las más fascinantes, rica en elementos, en la participación del entorno natural y su materiales, como en su contribución para enriquecer un estilo de vida sumamente tradicional para los japoneses, mismo que prevalece hoy en día adaptándose a la modernidad del siglo XXI al igual que su más reciente arquitectura. 

Influencia China

La edificación japonesa data de aproximadamente 5000 a.C., donde tanto los primeros asentamientos y construcciones funcionaron como refugio para el Japón antiguo dedicado a la caza y a la pesca. El perfeccionamiento de su forma de edificar vendría con los primeros contactos y relaciones con la China feudal, de la cual obtendría bastante instrucción en la forma tradicional de edificar casas, templos y comunidades, destacando de esta influencia temprana la adopción de elementos comunes de ambas culturas como lo son los pisos falsos y los techos a dos aguas. 

La forma de construir de Japón comenzó a diferir y a diferenciarse de su principal influencia China, que si bien guardan muchas similitudes, los rasgos que las diferencian suelen recaer en la utilidad de los materiales para proteger contra el clima húmedo del país nipón. La arquitectura japonesa después de la influencia China se enriquecería por el uso de materiales naturales como la madera y la roca, la implementación de herramientas de acero heredadas de la instrucción china, y la clara integración del entorno natural a favor de las edificaciones, tanto por estética como por funcionalidad. 

Entornos tradicionales

El arte de la edificación japonesa suele jugar en favor de las tradiciones, la funcionalidad y el equilibrio natural, además del eficiente uso de espacio interior, aprovechándose al máximo cada área disponible en toda edificación japonesa, tanto en el pasado tradicional como en los hogares modernos, restaurantes y oficinas. Dentro de la arquitectura tradicional japonesa existen diferentes estilos que se caracterizan por su uso, influencia y propósito, siendo los más famosos los templos, los santuarios, los castillos y las casas feudales. 

Tanto los templos como los santuarios, si bien bastante diferentes en cuanto a formas y concepción, su función sirve para otorgar un hogar o sitio para la oración, adoración y las creencias más comunes del japón tradicional, siendo el budismo y el sintoísmo las más comunes de ellas. La naturaleza comúnmente forma parte directa con la concepción de santuarios, estando estos sumergidos en bosques, entre naturaleza y arbolado, sobre las aguas, o con presencia directa del entorno natural y sus energías pacíficas. Los castillos, con su evidente uso como fortificación y albergue militar, se caracterizan por la implementación de roca como cimentación, levantando sobre ella castillos fortificados tradicionales en madera a modo de torres palaciegas. 

Estilos japoneses

Entre los estilos más comunes de la arquitectura tradicional japonesa destaca el estilo Shinden, que se caracteriza por los entornos cuadrangulares de edificios interconectados y amurallados, tal vez el estilo más influenciado por la China tradicional. El estilo Shoin se identifica por ser más moderno y la participación predominante de la madera y el arte en los interiores, su área principal. Aquí aparece el uso popular de las pantallas fusuma y shoji para dividir áreas, útiles para una era de actividad militar predominante. 

La participación de la naturaleza es evidente en todo estilo arquitectónico, siendo estéticamente un requerimiento tanto como por su funcionalidad y simbolismo religioso y de creencia. De ahí la popularidad de sus jardines áridos y de naturaleza verde omnipresente, elementos que dotaban a las casas, complejos, templos, santuarios y castillos de la paz natural que nutre al entorno de energía positiva y tranquilidad.

Modernidad

La arquitectura moderna de Japón, si bien trata de mantener elementos tradicionales del Japón feudal más tradicionalista, hoy se abre a la moderna arquitectura internacional, donde la innovación de formas, conceptos y estilos está a la par de la implementación tecnológica más moderna de una de las naciones más avanzadas en cuanto al campo tecnológico se refiere. Grandes implementaciones de arquitectura moderna se esparcen por el archipiélago nipón, siendo algunos de sus arquitectos modernos grandes exponentes de la arquitectura contemporánea internacional.

La arquitectura tradicional de Japón prevalece bien conservada a pesar del paso del tiempo, puesto que el sentido japonés de preservar su pasado es sumamente importante en esta cultura milenaria. Por ello, muchos elementos y costumbres arquitectónicas siguen implementando aún hoy en día, adaptadas a las edificaciones modernas, los hogares y residencias más contemporáneos, ligando el estilo de vida japonés y su arquitectura tradicional a nuevas edificaciones incluso si estas poseen la tecnología más avanzada del planeta, una ventaja de la cultura japonesa y su gente, su adaptabilidad y sincretismo cultural.