El centro económico de los Emiratos Árabes Unidos se caracteriza por su lujo, opulencia y arquitectura moderna
Los Emiratos Árabes Unidos se han convertido en una de las potencias económicas más importantes del mundo en las últimas décadas, mostrando un crecimiento exponencial sin precedentes en la historia de la humanidad. En tan sólo cuatro décadas, lo EAU pasaron de ser una colonia bajo el dominio británico a convertirse en una de las naciones árabes más desarrolladas del planeta, cuya infraestructura ejemplifica la modernidad que impregna a sus emiratos más famosos, Abu Dabi y Dubái, siendo este último todo un caso de éxito comercial, turístico y financiero.
Dubái es actualmente la ciudad más rica del planeta, una ciudad prácticamente salida de la nada, y con lo anterior no queremos quitarle ningún mérito a su sorpresivo y repentino crecimiento económico que ha convertido al emirato en un bastión de infraestructura, modernidad y turismo multimillonario, cuyos orígenes van más allá del petróleo característico de la península arábiga, debiendo gran parte de su éxito económico a factores como la inversión extranjera, el comercio, el turismo y al sector financiero. Veamos como una ciudad surgida del dinero y que vive para generar aún más dinero se ha convertida en toda una potencia de infraestructura y arquitectura moderna, uno de sus rasgos más icónicos a nivel internacional, ejemplificado por poseer el rascacielos más alto del mundo, el hotel más lujoso del planeta y el centro comercial más extenso y lujoso de todo el globo.
De las perlas al éxito financiero
Para entender porque Dubái es actualmente la ciudad más moderna y rica del mundo es necesario conocer los orígenes de la nación a la que este moderno emirato pertenece. Dubái es parte de los Emiratos Árabes Unidos, nación relativamente joven que durante mucho tiempo fue zona estratégica para los grandes imperios islámicos, y que, en los últimos dos siglos, fungió como una colonia más del extenso Imperio Británico. Los 7 emiratos que hoy conforman a la poderosa nación árabe se caracterizaron por el comercio de perlas, y más tarde, por la extracción de petróleo, actividad clave para el enriquecimiento de los países de Oriente Medio.
La exploración petrolera del siglo XX provocó que los emiratos rápidamente se convirtieran en poseedores de reservas enormes de oro negro, un atractivo que naciones occidentales como los Estados Unidos o Francia no desaprovecharon en absoluto, convirtiéndose en los principales socios comerciales de los EAU, cuya inversión daría origen al boom de desarrollo económico y de infraestructura que el país costero presenciaría en los años siguientes. Una vez libre del dominio británico en 1971, los emiratos se unificarían para convertirse en lo que actualmente conocemos como los Emiratos Árabes Unidos, una de las Petro monarquías islámicas más ricas y poderosas de la región, que, si bien fue el petróleo el detonante de su crecimiento, en la actualidad, los emiratos descubrirían la forma de dejar atrás la dependencia de su riqueza del oro negro y lograr mantener su poderío mediante otras industrias y sectores.
El petróleo los hizo ricos, les hizo generar alianzas con las potencias occidentales tras la segunda guerra mundial y de alguna forma liberarse del colonialismo inglés; pero lo que realmente es la causa del éxito emiratí es su apertura al libre comercio, factor que provocó la atracción de inversión extranjera millonaria mediante la libertad fiscal que caracteriza a su ciudad más importante: Dubái.
Dubái, el emirato centro de la economía
Populosa, moderna y llena de lujo en cada rincón, Dubái se ha convertido en un destino turístico digno de los multimillonarios del planeta. Vestida de rascacielos, hoteles de lujo y hasta islas artificiales, el centro comercial de los Emiratos Árabes hoy en día está por encima de grandes metrópolis como Nueva York o Singapur. Pero ¿cómo es que una ciudad relativamente joven ha pasado de ser un poblado en medio de las arenas árabes a convertirse en la ciudad más moderna y actualizada del planeta? La respuesta reside en la capacidad de diversificar la inversión en busca de dejar aun lado su dependencia del petróleo y encontrar nuevas formas de garantizar un crecimiento económico rápido y fructífero.
Dubái logró atraer inversiones millonarias gracias a la libertad fiscal que impera en la ciudad, un factor que no todas las naciones del mundo poseen y que resulta sumamente atractivo al momento de invertir cantidades exorbitantes de riqueza en una sola región. Esta apuesta por el libre comercio donde los impuestos juegan un papel menor y el movimiento financiero tiene más libertad de invertir aquí y allá, cimentó una ciudad donde el dinero es la clave para generar desarrollo, lujo y modernidad. Alejándose del modelo de dependencia del petróleo y su voluble mercado, Dubái logró diversificar su riqueza mediante la inversión extranjera y la atracción de profesionales de todo el mundo, convirtiéndose en una potencia comercial, financiera y turística en tan solo tres décadas.
Infraestructura del mañana
Con una riqueza multimillonaria diversificada y un desarrollo económico de primer mundo, es más que evidente por qué Dubái cuenta con la infraestructura que posee. Más de 700 rascacielos se alzan sobre sus arenas, todos ellos con las más modernas instalaciones y diseños, sin mencionar el gran orgullo de la ciudad emiratí, el Burj Khalifa, el rascacielos más alto del planeta que hasta el día de hoy sigue manteniendo dicho título, reafirmando quien tiene el dominio arquitectónico del siglo XXI. La infraestructura de Dubái se caracteriza por la modernidad, siendo esta altamente tecnológica y de gran prestigio, pues en su mayoría, la ciudad está destinada para ser un centro de lujo, entretenimiento y turismo elitista.
En una ciudad cimentada en la riqueza financiera, no sorprende que todo sea opulencia, desde sus hoteles de lujo hasta sus centros comerciales de grandes dimensiones, pasando por sus calles y avenidas hasta los resorts más costosos del planeta. La infraestructura en Dubái manifiesta la edificación del mañana, donde la tecnología lo impregna todo revestida con diseños de lujo concebidos por las grandes mentes arquitectónicas de nuestros tiempos. En la ciudad emiratí abundan proyectos de grandes firmas arquitectónicas, como Zaha Hadid o Foster + Partners, quienes ven en el emirato un lienzo perfecto para acoger sus proyectos más visionarios y hacerlos realidad de manera casi inmediata.
Dubái tiene de todo, desde un abundante catálogo comercial y restaurantero, hasta los mejores destinos playeros y de entretenimiento del planeta. Si bien es una ciudad angosta junto a las costas del golfo pérsico, Dubái pareciera contar con ciudades dentro de sí misma, algunas destinadas al turismo así cómo otras con una función financiera digna de Wall Street, con sus propias leyes e idioma oficial. No cabe duda de que Dubái es un bastión de inversión, donde el lujo, la tecnología, el comercio, y claro está, la infraestructura más moderna, son algunos de sus pilares más importantes, pilares que podrían sostener la próxima gran metrópoli del planeta, que si bien es objeto de controversia en muchos aspectos internos del mundo islámico, es un ejemplo de éxito financiero, comercial y arquitectónico.