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La estrategia de las grandes ciudades para reducir emisiones, favorecer la movilidad y concentrar la actividad humana en zonas céntricas

 

La situación de las grandes ciudades en los próximos años es un factor determinante para lo que vendrá en el tema climático global. Son, en su mayoría, las grandes zonas urbanas del planeta las principales partícipes en la emisión de gases de efecto invernadero, que han provocado en los últimos años los estragos climáticos que hoy nos sorprenden y afectan de manera directa.

Aunque no lo parezca, nuestra actividad humana individual como simples ciudadanos forma parte de un conjunto de condiciones que determinan el rumbo ecológico de la ciudad que habitamos. Desde la decisión de qué método de transporte utilizaremos el día de hoy, la comida que vamos a ingerir, o la casa que vamos a habitar, todo ello contribuye para bien o para mal para determinar el rumbo climático del presente. 

Por ello, las zonas urbanas juegan un papel crucial en el destino del medio ambiente puesto que concentran la mayor actividad humana en sus zonas cada vez más desestructuradas y en constante expansión, problemática que trae consigo una serie de consecuencias tanto ambientales, como de movilidad e inclusive psicológicas. Por más caótico que suene todo el panorama, existen soluciones oportunas que pueden significar el cambio en favor del medio ambiente.

Densificar o expandirse

El gran dilema de las grandes ciudades radica principalmente en su tamaño. Mientras más grandes son, mayor es la demanda de recursos, mayor el número de vehículos circulando, y claramente, mayor el número de viviendas necesarias para dar techo a todos sus habitantes, mismos que generan el desarrollo económico de estas zonas urbanas. En las últimas décadas, la solución encontrada al incremento de la población y al crecimiento de las zonas urbanas ha sido la expansión de las mismas, una estrategía que hoy en día vemos como pasa factura a las generaciones actuales, colapsando por completo la movilidad y generando un descontento colectivo y un impacto ambiental considerable.

La expansión urbana poco planificada solo ha traído consigo zonas residenciales aisladas completamente de los centros laborales y comerciales, que genera trayectos larguísimos, una mayor demanda de vehículos en circulación, y por ende, nuevas emisiones de CO2 al ambiente, sin mencionar que muchas de estas zonas residenciales periféricas suelen ser edificadas mediante la destrucción de zonas naturales aledañas a los centros urbanos.

Por ello, más que expandirse, el mundo debe dosificarse, manteniendo la actividad humana en los centros urbanos, situación que favorece a los habitantes en gran medida, iniciando principalmente con la posibilidad de vivir dentro de las ciudades y no a una o dos horas de ellas. La alternativa actual es conocido como redensificación urbana, práctica que consiste principalmente en aprovechar los espacios urbanos disponibles para su construcción y habitabilidad, ya sea mediante el uso residencial, corporativo o comercial, siendo la verticalización el principal aliado de esta práctica ciudadana que evitará a largo plazo el colapso total de las metrópolis del planeta.

Redensificar las ciudades

El aprovechamiento de los espacios urbanos es la actual tendencia inmobiliaria en prácticamente todo el mundo. La edificación vertical ve en estos sitios disponibles la oportunidad perfecta de construir edificios residenciales que brindan la oportunidad a los ciudadanos de rehabilitar los centros comerciales y laborales de las ciudades lejos de trayectos prolongados, acercándose a toda clase de lugares a tan solo minutos.

Por ello, vemos tantas edificaciones residenciales proliferando en todas partes, principalmente donde antes había espacios en abandono que ahora pasan a convertirse en una oportunidad para regresar a habitar el corazón de las metrópolis. Y, aunque esta tendencia no es una novedad del siglo XXI, comienza a demostrarse que la solución a la habitabilidad perfecta ciudadana radica, no en la expansión desmedida de las zonas urbanas, sino en su densificación, misma que trae múltiples beneficios para sus habitantes, entre los que destacan:

Accesibilidad. Los servicios, lugares de ocio, oficinas, comercios y más están más cerca de los ciudadanos, haciendo de su actividad una más cómoda y menos contaminante, además de que su acceso inmediato propicia un mayor consumo local que, mientras sea responsable y ecológico, trae beneficios económicos positivos para el desarrollo urbano.

Movilidad. Al habitar en el corazón de las ciudades, o al menos dentro de las zonas urbanizadas, los trayectos se vuelven cortos, por lo que el uso de otros medios de transporte como el transporte colectivo, la bicicleta, o simplemente caminar hasta tu destino, se convierten en formas placenteras de movilizarse por la ciudad, siendo estas menos contaminantes y devolviendo el valioso tiempo perdido en el tráfico colapsado a los usuarios, rasgo que trae consigo una mejor calidad de vida.

Menos emisiones. Menos vehículos es igual a menos emisiones contaminantes. Concentrar el andar diario dentro del área urbana evita el uso de vehículos particulares y su constante emisión de gases de efecto invernadero que destruyen los ecosistemas. Por ello, redensificar y habitar las ciudades nuevamente reduce en gran medida el que hasta ahora parecía irreversible cambio climático. 

Desde el aspecto inmobiliario y arquitectónico son muchas las herramientas que pueden utilizarse en favor del medio ambiente y para combatir los efectos del calentamiento del planeta, siendo la redensificación urbana una de las mayores apuestas en el mercado que beneficia no solo al entorno natural si se lleva a cabo de manera responsable y ética, sino a los habitantes de las grandes ciudades y su desarrollo económico, social, laboral, y cultural, mejorando la calidad de vida de todos ellos tan pronto su nueva vivienda se encuentre a dos cuadras de su oficina, a tres del centro comercial, y que para llegar a su destino no se emita ningún tipo de gas contaminante nocivo para el planeta. Es momento de apostar por la redensificación urbana global.