Una de las aplicaciones artísticas más impresionantes del Art Nouveau.
El objetivo principal del movimiento artístico del arte nuevo, modernismo o Art Nouveau, era llevar el arte a la vida cotidiana de las personas y en el máximo de formatos posibles. Dentro de esta vanguardia encontramos que sería dentro del interiorismo el Art Nouveau tendría su apogeo, encontrando en la decoración de los entornos un lienzo en blanco para revolucionar la forma de hacer arte, extendiendo su alcance a nuevos materiales y formatos. Un ejemplo de esta expansión modernista es la resurrección misma del arte de vitrales, práctica popularizada en la edad media con fines religiosos dentro de la arquitectura, que no vería su regreso hasta el siglo XIX con un fin estético y decorativo.
El uso de vidrio en el arte tuvo un auge a finales del siglo XIX de la mano del Art Nouveau, donde su aplicación iría desde la arquitectura a la joyería, teniendo un especial protagonismo en el uso de vitrales coloridos y complejamente diseñados, disciplina que se convertiría en otra más de los representantes del Art Nouveau, con grandes exponentes como Louis Comfort Tiffany, considerado uno de los grandes precursores de la vanguardia en Estados Unidos.
El arte de los vitrales
El manejo del vidrio como elemento arquitectónico no es un suceso propio del modernismo de cambio de siglo, sino una práctica que se remonta a la Edad Media, altamente expuesta en la arquitectura gótica de la época medieval. Su uso religioso serviría para decorar las iglesias, exponiendo por medio del vidrio pintado pasajes y figuras religiosas que embellecieron tanto los exteriores de los centros de culto cristiano como los interiores, proyectando hermosos juegos de luz colorida a través de los cristales de múltiples colores, haciendo del entorno uno más místico.
Si bien fue un elemento recurrente en la edad media tanto ornamental como religioso, quedó en desuso por muchos años, siendo varios siglos más tarde que su regreso al mundo artístico y arquitectónico se daría de la mano de quienes pretendían devolver la belleza de esta disciplina al entorno humano, trayendo los vitrales a la vida moderna a finales del siglo XIX en medio de una época de reencuentro artesanal, esta vez, con una finalidad meramente decorativa y con diseños centrados en la naturaleza y las formas orgánicas.
Louis Comfort Tiffany
Dentro del movimiento modernista sobresale un nombre que suele ser sinónimo del propio movimiento Art Nouveau: Louis Comfort Tiffany. Diseñador, joyero y artista prodigioso, el heredero de la compañía familiar de joyería Tiffany & Co., se convertiría en uno de los precursores del arte vidriero en Estados Unidos, llevando el movimiento Nouveau al diseño de joyería, lámparas y vitrales, potencializando el uso del vidrio pintado y pigmentado al grado de convertirlo en toda una característica propia del movimiento modernista.
Su trabajo con el vidrio se haría mundialmente famoso, tanto por su increíble trabajo diseñando lámparas, siendo una de las más famosas y gran exponente del mobiliario Art Nouveau su lámpara “Dragonfly”; como por sus espectaculares y coloridos vitrales, siendo todo un referente dentro del mundo de los vitrales.
Color y motivos florales
El vitral Art Nouveau prácticamente cruzó fronteras, teniendo en Europa y Norteamérica sus principales bastiones de exposición. Sus principales características posicionan al color y a los motivos orgánicos y florales como los elementos obligados dentro de los vitrales Art Nouveau, creando composiciones que hoy se consideran completas obras artísticas de la talla de las grandes obras pictóricas y escultóricas del mundo.
Desde ventanales residenciales hasta completos muros y techos de vidrio pintado, los vitrales Art Nouveau son completas maravillas artísticas que hoy en día siguen cautivando la mirada de los espectadores de todo el mundo. En nuestro país existen diversos vitrales que significan todo un tesoro nacional del pasado modernista, destacando entre ellos el techo vitral de Gran Hotel de México, el Cosmovitral Jardín Botánico, y los hermosos vitrales que decoran uno de los pasillos del Castillo de Chapultepec, traídos desde París por encargo del propio Porfirio Diaz.