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La sede londinense de la primera Exposición Universal.

 

Demostrar su poderío económico, cultural y sobre todo, militar, era uno de los pasatiempos favoritos de las potencias europeas durante gran parte del siglo XIX, siendo esta época imperialista una excelente oportunidad para demostrar quien lideraba a Europa en todos los aspectos. El colonialismo del siglo XIX otorgaba a las naciones imperialistas de Europa una serie de tesoros culturales que terminarían abarrotando salas de museos y exhibiciones nacionales, excelentes para recordar al pueblo lo que sus respectivas naciones eran capaces de lograr más allá de sus fronteras.

El Reino Unido fue un experto en este juego, puesto que como el Imperio Britanico, logró conquistar regiones muy lejanas al viejo continente como Australia o Nueva Zelanda, más allá de las convencionales colonias africanas que todos podían poseer en Europa. Este hecho le garantizo un estatus irrefutable entre sus vecinos imperialistas, por lo que, a mitad del siglo XIX, se acordó comenzar una nueva tradición internacional con la finalidad de compartir sus avances y desarrollos en toda materia ante la hermandad mundial, claro, la finalidad real fue presumir su alcance militar y dominio del mundo moderno.

Así nació la primera Exposición Universal, siendo Londres su primera sede y bajo el nombre de Gran Exposición.En ella, se mostrarán los avances tecnológicos, industriales y militares de las naciones del planeta, así como su cultura y tradiciones, una tradición que sirvió para identificar países de “Primer Mundo” y a las naciones emergentes del “Tercer Mundo. Y para lograr dar un recinto digno a esta primera y visionaria gran exposición, se requirió edificar un espacio digno para albergar toda una colección de carácter mundial, siendo esta primera sede un palacio de acero y cristal en el corazón de Londres, un recinto que pasaría a la historia británica y universal bajo el nombre de Crystal palace, el Palacio de Cristal.

Gran Exposición

De pronto Londres era la capital del mundo occidental, el centro de Europa a pesar de su naturaleza no continental, y como tal, debía estar a la altura de las exigencias que dicho título le solicitaba. Para ello, qué mejor que organizar una exhibición multidisciplinaria para todo el mundo, ser el centro de una convergencia multicultural bastante impresionante para su tiempo, en una época lejos de conocer la conectividad de internet, la Gran Exposición de Londres de 1851 sería la forma de interconectar al mundo moderno de manera presencial.

Con la ciencia y el progreso como sus principales exponentes, la Gran Exposición (que después sería conocida como Exposición Universal) colocó al Reino Unido como la nación más modernizada y avanzada del planeta, mezclando su tradicional esencia con la moderna industria del siglo XIX. Para exhibir todo su potencial y el de los países invitados en esta la primera edición del evento, el anfitrión edificio un recinto enteramente para ello, compuesto principalmente de una enorme estructura de acero recubierta de cristal, la cual fue ocupada casi en la mitad de su espacio por lo que el Reino Unido tenía para mostrar. Así nació el Crystal Palace, la sala de exposición más grande del mundo hasta entonces.

Palacio de cristal

Para los londinenses y aquellos extranjeros que ven la época victoriana británica con fascinación, el Crystal Palace es una leyenda dentro de este lore victoriano. El edificio de más de 600 metros de largo se componía de una enorme nave de transparencias y luminosidad, diseñado por el arquitecto Joseph Paxton. Su interior consiste en una enorme galería de altos techos y muros acristalados en los cuales fueron exhibidos cientos de miles de objetos de todo tipo, todo ello bajo una constante iluminación natural y una climatización ideal para sus visitantes. 

Fue edificado en el bello Hyde Park de Londres, y su apariencia exterior recuerda a la de un invernadero de enormes proporciones, esto debido a la experiencia de Paxton su arquitecto en este tipo de edificaciones. De forma estructural y funcional, el Crystal Palace logró albergar los tesoros a exhibirse sin ningún inconveniente dentro de sus muros de cristal, siendo su edificación toda una proeza de la época, la más grande del imperio hasta entonces, que marcaría el inicio de la edificación de grandes proporciones en la ciudad mediante la nueva ingeniería.

Mientras que su estética, terminaría por maravillar a absolutamente todos sus visitantes locales e internacionales. Su apariencia recubierta de cristal lograba reflejar los rayos solares manteniendo en misterio lo que había en su interior a pesar de su transparencia, haciendo al mismo tiempo que el parque verde a su alrededor se mostrará aún más grande y espléndido. Para la reina Victoria, el palacio representó una maravilla de la época, describiendola en muchas ocasiones como un recinto hermoso de banderas ondeantes, resguardando la primera exposición de su tipo hasta su traslado en 1854 a otra sede, demostrando ser una estructura desmontable, otra de sus maravillas de ingeniería.

El Crystal Palace se convertiría en un recinto de cultura y entretenimiento para los londinenses por más de 80 años hasta su destrucción a raíz de un incendio en 1936. Su maravilloso interior, su acervo y su naturaleza arquitectónica lo convirtieron rápidamente en un ícono del Londres victoriano, mismo que sería utilizado por producciones modernas audiovisuales para representar la época, además de inspirar novelizaciones, poesía y claro, a la arquitectura moderna de los siglos XX y XXI. Hoy sólo queda su leyenda, su recuerdo y un sinfín de fotografías, ilustraciones y planos de lo que fue uno de los más imponentes y visionarios proyectos arquitectónicos de su época, aquel que marcaría la tradición de congregar las culturas del mundo en un solo lugar.