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Una de las construcciones más anticipadas de la historia humana está próxima a ver su conclusión después de 140 años de construcción. 

 

La ciudad de Barcelona cuenta con uno de los tesoros arquitectónicos más anticipados del planeta, edificación que aún sin estar completamente concluida, no deja de atraer a miles de visitantes alrededor del mundo para contemplar su maravilla arquitectónica obra del maestro del modernismo catalán: Antoni Gaudí. Con sus altas torres de ensueño, sus fachadas y esculturas de formas adelantadas a su época y el misterio e historia que envuelve su construcción, el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia es una de las edificaciones más increíbles jamás concebidas por el ser humano, siendo la mente del visionario amante de la naturaleza Antoni Gaudí, la principal responsable de tan surreal obra de ensueño.

La Sagrada Familia de Gaudí es hoy uno de los atractivos turísticos más visitados de Europa, maravillando a los espectadores mediante su composición arquitectónica inconclusa, misma que expone el estilo modernista de comienzos del siglo XX en todo su esplendor, con un diseño exterior de formas hasta entonces imposibles y fantásticas, como con un interior en el que dominan los colores y las columnas dignas de la impresión 3D contemporánea. Una edificación tan única y enigmática merece ser conocida a profundidad, por ello, exploramos las características que han hecho de la Sagrada Familia de Gaudí uno de los edificios más impresionantes de la era moderna. 

Un templo expiatorio en Barcelona

Tal vez surgida de una necesidad religiosa más, la actual basílica de la Sagrada Familia de Barcelona parece no tener mucha relevancia en sus orígenes, por lo cual podemos decir que su protagonismo internacional y arquitectónico viene puramente de su arquitecto, su diseño y su histórica y prolongada edificación. Cimentada en uno de los terrenos que forman parte del Ensanche de Barcelona, el templo se contemplaba bajo un estilo arquitectónico Neogótico, el cual aún puede percibirse en las primeras construcciones del proyecto, realidad que cambiaría completamente con la llegada de Gaudí para tomar las riendas del proyecto en 1883, siendo el joven arquitecto de 31 años el responsable de dotar a la construcción de una apariencia orgánica y naturalista tan característica de su estilo.

El proyecto religioso tendría como principal financiamiento las aportaciones voluntarias, una de las razones de sus múltiples paros durante su construcción, realidad que hoy está muy lejos de ser la misma. A pesar de ello, Gaudí dedicaría su vida entera a tratar el proyecto como lo que sería su obra maestra, por lo cual depositaría en él todo su potencial y estilo, mismo que partiría del origen mismo de todo lo existente, la naturaleza del mundo. Para él, las formas rectas y angulosas del neogótico y otros estilos rígidos de la arquitectura discrepaban de la naturaleza misma del entorno, por lo cual abogaba por las formas curvas, orgánicas y naturalistas para diseñar la que sería su obra más compleja e impresionante. 

Gaudí y la edificación eterna

Si bien Gaudí edificó múltiples edificios durante su prodigiosa carrera, la Sagrada Familia fue su más grande obsesión, llegando a dedicar sus últimos años de vida enteramente a cuidar su construcción y afinar todo tipo de detalles. Desaliñado, pronto adoptaría el taller de la construcción como su morada durante sus últimos momentos de vida, esto con la finalidad de estar atento a la edificación del complejo, y teniendo en cuenta su edad, dejar una serie de maquetas para la conclusión de su obra tras su muerte. Este trágico evento llegaría en 1926, de la mano de un accidente de tranvía que lo dejaría morir en las calles de Barcelona confundido por un indigente más de la ciudad.

La tragedia perseguiría al proyecto años después de la partida del arquitecto, con el estallido de la guerra civil española y el ataque a los talleres del templo, donde los anarquistas destruirían todos los planos y maquetas elaborados por Gaudí, dejando sin referencias a quienes pretendían seguir con la construcción. Sería hasta los años 50 cuando se retomaría el proyecto para buscar concluir su edificación, esta vez, aprovechando los nuevos materiales de construcción y la nueva tecnología arquitectónica disponibles. Con paros por falta de recursos, de materiales, o por eventos sociales, la construcción se extendería hasta el siglo XXI, teniendo aquí un punto a su favor con la llegada de nuevas tecnologías que aceleraron en gran manera el proyecto y acercarán su diseño a lograr la visión original del maestro arquitecto Gaudí.

Maravilla arquitectónica modernista

Antoni Gaudí es considerado el amo y señor del modernismo catalán, uno de los principales exponentes de la arquitectura modernista en el mundo del Art Nouveau, impregnando todos y cada uno de sus proyectos y edificaciones con su toque fantástico de formas naturales y florales, uso de formas geométricas orgánicas y partiendo siempre de la filosofía de una edificación natural ajena a toda rectitud estructural. En la Sagrada Familia esta no fue la excepción, sino más bien, su apoteosis modernista. El uso de columnas, arcos y torres que desafían toda estructura concebida hasta entonces son tal vez la principal característica de este proyecto religioso, puesto que su diseño tendría como origen la propia experimentación de Gaudí para lograr aterrizar conceptos tan innovadores mediante la prueba y error en su taller. 

Repleta de pasajes bíblicos, el diseño de la Sagrada Familia se rodea de vitrales coloridos dignos del modernismo, la implementación de esculturas religiosas y del uso de mosaicos de piedras coloridas que marcan el estilo de Gaudí en cada rincón de la edificación, con un interior que envuelve a los visitantes en un mundo de espiritualidad atenuado por los colores proyectados a través de los vitrales y por las altas columnas orgánicas que buscan emular un bosque verde y fondo en piedra blanca que pareciera haber sido diseñada por una computadora moderna.

No por nada la Sagrada Familia es hoy una completa maravilla de la arquitectura moderna, edificación que le ha llevado más de 140 años, cuya conclusión está prevista para el año 2026, todo gracias a los avances tecnológicos que han acelerado tanto su edificación, la abundancia de materiales modernos, y su capacidad contemporánea de financiarse a sí misma mediante el turismo. La obra maestra del modernismo en Europa está próxima a ver su finalización a un siglo del fallecimiento de su arquitecto, toque que le da a la edificación un dato curioso más a su impresionante acervo histórico arquitectónico.