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Innovación, sustentabilidad y modernismo caracterizan a este proyecto arquitectónico del siglo XXI

La arquitectura siempre ha manifestado en manos de quienes está el desarrollo de la civilización a través de los siglos. Desde los grandes templos de la antigüedad a las iglesias católicas recordando el dominio de la fé en occidente, la arquitectura ha servido a la historia humana como vestigio del cambio de poderes en el mundo. A pesar de la gran apertura de la era moderna, la edificación sigue siendo un recurso, tal vez no de manera directa, para demostrar en manos de quien está el liderazgo económico de la humanidad, siendo el sector financiero, la tecnología y las telecomunicaciones quienes poseen la capacidad de edificar los grandes colosos del siglo XXI. 

Las grandes ciudades del planeta se visten de rascacielos coronados por los logotipos de las más prestigiosas marcas de telecomunicaciones y de la banca internacional, brillando en la cima del mundo recordando la dependencia de la humanidad en la era moderna del sector financiero y del mundo digital. Pero no entremos en detalles al respecto, lo anterior no sirve para entender porque los grandes edificios de la actualidad buscan representar la imagen de las grandes corporativos, como es el caso de una de las empresas de telecomunicación más grandes de China, OPPO, quien comenzará la edificación de su próxima sede en la ciudad de Hangzhou, un edificio de peculiar apariencia caracterizado por su diseño innovador y su naturaleza sustentable.

Una sede icónica

La empresa de telefonía OPPO actualmente es una de las grandes compañías fabricantes de teléfonos del mundo, cuya influencia en su país de origen, China, es significativa, por lo cual han decidido dejar en manos de la prestigiosa firma arquitectónica danesa BIG el diseño y ejecución de su próxima sede corporativa en la ciudad de Hangzhou, localidad cada vez más importante en el panorama mundial. 

Para Bjarke Ingels Group, el diseño del edificio de OPPO consistió en dar vida a un concepto más que una obra arquitectónica funcional. Simulando la forma de un bucle infinito, el complejo conocido como O-Tower fue diseñado para coronar el centro tecnológico de Hangzhou mediante su forma, su funcionalidad, y la incorporación de un entorno natural que forma un oasis de naturaleza a su alrededor, de la mano de su propio ADN sustentable que buscará convertirlo en todo un referente de la arquitectura sostenible en China. 

Puente entre lo urbano y lo natural

Ubicado en el corazón comercial y financiero de la Ciudad Futura de la Ciencia y la Tecnología, la O-Tower sirve como conector entre el mundo corporativo, la urbanización y la naturaleza del entorno, siendo un futuro punto de encuentro no solamente para los trabajadores de OPPO, sino para los ciudadanos de Hangzhou, ciudad cada vez más relevante en el panorama tecnológico del mundo.

Su diseño se caracteriza por el uso de formas innovadoras, siendo su apariencia exterior el principal punto a resaltar, simulando un bucle en forma de óvalo que a su vez podría representar la letra inicial de la compañía propietaria del complejo. Conceptualizado como un cilindro seccionado, sus niveles ascienden de forma escalonada, dejando el espacio suficiente en el techo para el paso de la luz natural controlada por medio de persianas automatizadas, que brindan la oportunidad de ahorrar energía eléctrica durante el día.

La abundante vegetación en sus interiores ofrecen la oportunidad a los usuarios y trabajadores de llevar a cabo sus actividades en constante conexión con la naturaleza, entorno que al mismo tiempo está revestido de aplicaciones tecnológicas que lo convierten en un edificio inteligente, y un diseño que favorece la ventilación natural, la luz del sol en base a su posicionamiento, y rodeado de abundantes jardines como si de un oasis urbano se tratase.

En cuanto a su apariencia estética, destaca la implementación de cristalería que ofrece una vista traslúcida del entorno urbano así como un vistazo a sus interiores repletos del verde de la naturaleza interior. Su moderna forma de líneas curvas y la implementación de luces que siguen sus siluetas, brindan una apariencia al complejo futurista durante la noche, convirtiéndose en un atractivo para todo aquel que visite la ciudad de Hangzhou y busque una excelente postal.

Los alrededores de O-Tower se caracterizan por el uso de amplios jardines verdes, arbolado abundante y un lago justo al frente del complejo, un oasis corporativo y sustentable libre al acceso público. Los primeros tres niveles del edificio están destinados para albergar espacios de carácter público y comercial, como galerías de exhibición, salas de exposición, centro de convenciones, cafeterías, locales comerciales y restaurantes, ofreciendo una nueva sede comercial y corporativa para la ciudad.

Los jardines aledaños brindan una nueva apariencia al entorno urbano del centro de la ciudad, renovando la apariencia urbanizada y corporativa de los rascacielos agregando la abundante vegetación a disposición de los peatones locales en cada uno de los accesos del edificio. 

Cuando se manifiesta el renombre en el mercado, las compañías no se quedan de brazos cruzados y O-Tower es un ejemplo de ello. O-Tower es sin duda un ejemplo de la arquitectura del siglo XXI, esa que expone el poderío corporativo mediante innovadoras propuestas de edificación cuya naturaleza absorbe las tendencias del sector en su ADN y se viste con un diseño de apariencia innovadora y visualmente moderna. Quien no supiese de qué se trata tan maravillosa propuesta por parte de la firma BIG pensaría que O-Tower es una nave espacial esperando su despegue, llevando consigo la tecnología y la naturaleza del planeta tierra a otros horizontes.