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El romanticismo de la muerte mediante la arquitectura funeraria. 

 

Los cementerios, lugares de descanso eterno para aquellos que ya han partido de este mundo. Estos recintos de paz sirven para honrar la memoria de los fallecidos, un lugar de culto y reconexión, donde la arquitectura juega una parte importante en el reconocimiento de su memoria y literalmente, del sitio de descanso de cada uno de ellos. Los cementerios existen en múltiples presentaciones: amplios espacios de césped con placas en el suelo, lápidas altas, tumbas un poco más elaboradas, y por supuesto, los mausoleos para aquellos que incluso en la muerte buscan ser reconocidos de manera sublime, y de paso dejar en claro su estatus social incluso después de morir.   

Los mausoleos tienen un origen antiguo, cuya finalidad principal entonces fue la de glorificar la muerte de su propietario, siendo reyes y otras personalidades importantes del mundo antiguo quienes comenzaron a adoptar esta costumbre funeraria de construir inmensas casas mortuorias buscando pasar a la historia incluso después de fallecer, tirando facha desde el más allá. 

En tiempo más modernos, pero no Tan modernos, los mausoleos se convirtieron en una excelente forma de representar el estatus social del fallecido o de la familia a la que perteneciera la construcción funeraria, siendo la arquitectura gótica el estilo perfecto para representar estos recintos que hoy en día, gracias a la cultura popular y las leyendas alrededor de los campos santos, son percibidos como lugares aterradores que sería mejor evitar. Hoy trataremos de desmitificar esta naturaleza oscura alrededor de las tumbas más hermosas jamás construidas: los mausoleos góticos. 

Arquitectura funeraria 

¡Un poco de historia! Para entender mejor la razón de esta romanización de la muerte mediante la arquitectura vayamos a los orígenes del mausoleo, los cuales se remontan a la antigüedad. La exageración del acto funerario tiene su más grande exponente en el antiguo Egipto, con las grandes pirámides como ejemplo de lo que es ser enterrado con estilo. Claramente, ese privilegio solo era para los faraones y su dinastía, teniendo por tumba algunas de las construcciones más grandes del mundo antiguo. 

El término mausoleo tiene su origen unos cuantos siglos después en el Imperio Persa. Mausolo, gran sátrapa de Caria sería sepultado en lo que es considerado aún hoy en día una de las siete maravillas del mundo antiguo: el Mausoleo de Halicarnaso. La enorme construcción cúbica tuvo una altura de 46 metros, y sus más de cuatro plantas fueron decoradas y esculpidas por algunos de los mejores escultores de la época, adornando de forma majestuosa la tumba que daría origen al concepto de mausoleo. Desafortunadamente un terremoto se encargó de destruir la maravilla arquitectónica funeraria, pero marcaría una nueva tendencia entre los poderosos en los siglos por venir.

Romantizando la muerte

Los mausoleos proliferaron con el tiempo, todos ellos con la finalidad de enaltecer a sus propietarios incluso después de la muerte. Con el paso del tiempo, esta práctica pasó de ser algo exclusivo de los poderosos del mundo (reyes, emperadores y líderes religiosos), y comenzó a ser utilizado por los siguientes en la escala social, la clase alta, claramente aquellos con el dinero suficiente para costear estas construcciones funerarias. Los mausoleos inundaron los cementerios, erigiéndose todo tipo de casas mortuorias de mayor o menor tamaño, pero todas con una característica en común: una arquitectura ornamental llena de trabajo y simbolismo. 

Con un profundo sentido religioso, los mausoleos góticos fueron concebidos más allá de proteger y resguardar a los difuntos de los factores exteriores. Así como los grandes edificios de este periodo arquitectónico, los mausoleos también buscaron el enaltecimiento divino mediante su diseño y edificación, así como la romantización del concepto fúnebre durante la época victoriana donde el gótico tuvo su renacer, y que la arquitectura funeraria no dejó pasar. 

El mausoleo gótico

Sus apariencias estilizadas de piedra oscura, verticalidad, estrechas y de ornamentos un tanto perturbadores tras el paso del tiempo y los estragos del clima, hacen de este tipo de tumbas lugares dignos de leyendas fantasmagóricas y motivan a fomentar la idea errónea de que se tratan de lugares relacionados al espectro siniestro de ultratumba. ¡Los mausoleos son todo lo contrario! Si bien su imagen podría causar temor en los más asustadizos, los mausoleos buscan acercar al difunto a su Dios y su destino más allá de la muerte mediante ciertos elementos religiosos y ornamentales que desafortunadamente se tergiversan una vez más en el estilo gótico. 

Elementos arquitectónicos góticos: el tamaño es importante en la arquitectura fúnebre gótica, tanto de forma religiosa como social. La casa fúnebre determina la importancia de quien ahí reside, pudiendo ser un recinto individual como familiar. Por ello, la altura que proporciona la estructura gótica tradicional es sumamente funcional al respecto. Techos de arco cruzado, contrafuertes puntiagudos, y el clásico arco ojival ayudan a representar la grandeza de quien descansa en su interior. En mausoleos de gran tamaño, los vitrales y arbotantes completan la edificación fúnebre de manera sublime, convirtiendo una tumba en un pequeño castillo gótico en el camposanto.

Esculturas: la implementación de esculturas en los mausoleos es otra de sus características más… aterradoras. Figuras religiosas como vírgenes, santos, ángeles y querubines son algunas de las esculturas más utilizadas para decorar los mausoleos, aunque existen esculturas de animales que se utilizan de forma simbólica en busca de protección en un sentido más pagano. 

Grabados: los grabados en piedra ayudan a proporcionar algún tipo de protección religioso tanto dentro como fuera de la tumba. Ya sea en un sentido religioso o para representar a quien descansa en su interior, el tallado de la roca proporciona un identificador ornamental al mausoleo con el fin de embellecer el recinto fúnebre en medio de un lugar tan triste y melancólico como suelen ser los cementerios, más si estos son antiguos y de naturaleza abundante.

Simbología religiosa: la estructuración de un mausoleo va más allá de lo estético, buscando representar el paso del difunto a la otra vida y proteger sus restos mediante algunos elementos de carácter religioso. El número de ventanas, la orientación de la tumba, el número de escalones, las puertas, todo debe tener una finalidad religiosa que haga cumplir con el propósito de velar por el descanso del difunto en su interior.

Los mausoleos buscaron en su momento representar el “valor” de sus propietarios tras su fallecimiento, pero el factor arquitectónico, ornamental y simbólico hacen de estos lugares algo más que un capricho elitista. Por ello, la próxima vez que veas un mausoleo, analiza todos sus elementos, déjate maravillar por su estructura, su arquitectura y su simbolismo, y deja de temerles. Es una tumba ornamental de gran potencial religioso, no la morada vampiros, fantasmas y otras criaturas de ultratumba, esas solo viven en tu habitación mientras duermes…