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El territorio árabe ha sido testigo de algunas de las más impresionantes edificaciones de la antigüedad

 

La región de Oriente Medio ha visto nacer algunas de las culturas más interesantes de la historia humana, caracterizadas por su capacidad de adaptarse a zonas tan áridas, su gran habilidad artesanal, su cultura llena de conocimiento y una tendencia a la creación de grandes imperios dominantes. Egipcios, sumerios, persas, son solo algunos de los nombres que caracterizan la antigüedad del mundo árabe, mismos que buscaron heredar su grandeza mediante el poder de la edificación, erigiendo algunas de las construcciones más impresionantes de la historia humana, que aún hoy en día siguen maravillando e intrigando a quienes miran al pasado arquitectónico de Oriente Próximo.

Algunas de ellas aún en pie, alzándose de forma milenaria sobre el mundo moderno; otras más, perdieron la batalla ante el tiempo, la naturaleza o la conquista. El mundo árabe de la antigüedad ha dejado algunos de sus más grandes monumentos en la historia arquitectónica del mundo, mismos que hoy analizaremos a detalle, exponiendo su extraordinaria naturaleza arquitectónica, muchos de ellos edificados siglos antes de la aparición del judaísmo, el cristianismo o el Islam. 

La Gran Pirámide de Guiza

Por siglos fue la construcción más grande sobre la Tierra, un símbolo del Antiguo Egipto y la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo aún en pie. La Gran Pirámide de Guiza es tal vez la edificación del mundo árabe antiguo más importante del mundo, un vestigio de una de las culturas de la antigüedad más interesantes y enigmáticas de la historia que hoy permanece en pie maravillando al mundo entero por su impresionante estructura y misterioso levantamiento.

Alzándose poco más de 138 metros sobre las arenas junto a la ciudad del Cairo, la gran pirámide fue construida para resguardar los restos del faraón Keops, siendo tal vez el edificio funerario jamás construido sobre el planeta. Hoy, su estructura de pesados bloques de roca rodeados de arena atraen a miles de turistas alrededor del mundo ya sea por su milenaria apariencia, su impresionante tamaño, o las leyendas que rodean a esta construcción y a sus dos hermanas de menor tamaño.

Mausoleo de Halicarnaso

Durante el dominio de Medio Oriente por el Imperio Persa, existieron edificaciones que buscaron reafirmar el poder persa sobre la región, sobre todo la de sus gobernantes. Tal fue el caso del sátrapa persa Mausulo, quién encomendó la construcción de su propio recinto funerario como ningún otro se había construido antes. Con una altura aproximada de 43 metros, de piedra blanca y decorado con el trabajo de los mejores escultores griegos del periodo helenístico, la tumba de Mausolo fue más que una simple tumba, sino que se convirtió en todo un palacio de piedra blanca, monumental y hermoso, con un estilo arquitectónico que lo haría convertirse en una de la siete maravillas del mundo antiguo, y del cual parte el término “mausoleo” para referirse a una construcción funeraria de este tipo. Hoy, solo algunas rocas quedan de su maravillosa edificación en la ciudad de Halicarnaso, actualmente Bodrum, Turquía

Ciudad de Petra

Ubicada en un valle angosto de rocas rojizas en Jordania, la ciudad de Petra maravilla a sus visitantes por su belleza esculpida en la roca. Se trata de una ciudad caracterizada por las fachadas talladas en la roca rojiza de la región, localidad que por siglos prosperó al ubicarse en el camino comercial de grandes naciones como Egipto, Siria y Arabia. Las casas, comerciales, templos y otros edificios se encuentran excavados en el interior de la roca, reluciendo sus bellamente talladas entradas, siendo las más famosas las conocidas como “El Tesoro” y “El Monasterio”. Tras su abandono por el cambio de rutas, fue redescubierta por el explorador suizo Jean Louis Burckhardt, convirtiéndose en un destino turístico y sitio de peregrinaje para tribus locales. 

Zigurat de Ur

Existen construcciones antiguas de colosal tamaño alrededor del mundo, pero una prevalece en la región árabe del actual Irak, cuyas proporciones intimidan con tan solo mirar su estructura en medio de las planicies desérticas. Se trata del Zigurat de Ur, un colosal templo mesopotámico cuya primera construcción data de hace más de 4 mil años. Construido como punto de encuentro para el culto al Dios Nanna (Luna en sumerio), para su posterior destrucción y reconstrucción por parte del Rey Nabucodonosor II de Babilonia. Si bien los restos de esta impresionante estructura sumeria impresionan por su tamaño, cabe mencionar que no está completo, puesto que los niveles superiores fueron destruidos, restando altura a su apariencia completa. A pesar de sus más de 4 mil años de historia, el Zigurat de Ur sigue manteniéndose en buen estado inclusive tras los daños recibidos por las potencias occidentales durante su intervención en la Guerra del Golfo en 1996.