Buscando manifestar el sentir y la devoción por medio del arte esculpido.
Las esculturas siempre han mantenido una función primaria a lo largo del andar histórico de la humanidad, el cual se centra en la representación de una idea o concepto por medio de la transformación de un material a voluntad. Ya sea para manifestar estatus social, poderío o simplemente como decoración, la escultura sigue jugando un papel muy importante al momento de establecer un mensaje con su mera presencia, siendo los conceptos actuales de este arte unos muy diferentes a los de sus orígenes más antiguos.
Los vestigios primitivos de la escultura nos muestran creaciones de carente sentido de la perfección de épocas como el helenismo o el renacimiento, pero que sin embargo manifiestan una determinación de sus autores por demostrar su capacidad creativa y hábil para transformar la roca, la arcilla o el metal en busca de manifestar un pensamiento, una idea, un sentir o una devoción hacia conceptos ya olvidados.
Hoy nos centraremos en la maravillosa escultura del Mundo Antiguo, aquella que se remonta a una época de Dios y reyes, emperadores y faraones, conquistas y proezas arquitectónicas, un pasaje en la historia donde la escultura jugó un papel muy importante para determinar el destino del mundo contemporáneo mediante la cultura y el culto a deidades de la antigüedad. Egipto, Grecia, Roma, Mesoamérica; conozcamos las funciones de este arte milenario en favor de las grandes civilizaciones del pasado de la humanidad.
La representación en la antigüedad
El Mundo Antiguo, como conocemos a este periodo de reinos, imperios y deidades míticas de hace algunos milenios, se caracteriza precisamente por esta naturaleza dominante donde las religiones, sus dioses y sus tradiciones eran la regla general en el quehacer humano de tiempos donde atribuir a la mística más allá del entendimiento humano era la respuesta inmediata para dar sentido a lo que estábamos lejos de entender por medio del intelecto racional y las ciencias.
En este sentido, la religión tuvo un papel importante en las civilizaciones de la antigüedad, regidas por creencias que determinaban el quehacer de las culturas en favor de deidades y propósitos más grandes que el ser humano mismo. En una época donde Dios o los Dioses representaban la máxima autoridad en el mundo conocido, no es de extrañar que los seres humanos de distintas partes del mundo rindieron tributo a estas poderosas entidades mediante un culto representado por la arquitectura, las artes y los ritos y tradiciones dignos de alabanza.
Por ello, en la antigüedad la religión fue un pilar importante dentro del quehacer escultórico, mismo que iría evolucionando, adquiriendo otros sentidos más triviales, como lo fueron el uso ornamental o decorativo, o uno más individualista, buscando demostrar la habilidad intelectual y creativa del ser humano en busca de la perfección estética.
Uso arquitectónico
La arquitectura siempre ha servido como manifestación de poder para la elite dominante, mismos que usualmente ligaban su autoridad a un derecho divino, y como tal, rendir pleitesía a deidades era un requisito al momento de edificar un templo, santuario, tumba o palacio. Como ejemplo de esto tenemos a la cultura egipcia de la antigüedad, dinastías que por siglos rindieron tributo a sus dioses más importantes, representándolos mediante escultura y pinturas de gran tamaño tanto como a sí mismos, o al menos a sus gobernantes y faraones, quienes aparecían en esculturas monumentales a las afueras de tumbas y palacios recordando a su pueblo su grandeza divina.
Uso Religioso
En Mesoamérica podemos encontrar como la escultura sirvió en gran medida a la representación de creencias y religiones antiguas, mismas que funcionaron como decoración de pirámides y templos, indicando que ahí era donde debían rendir culto a sus dioses. Podemos apreciar en culturas como la Maya, Olmeca y Azteca este uso religioso de la escultura, uno que no se diferenciaría mucho de la devoción de los conquistadores hacia sus ídolos religiosos, figuras inanimadas a las cuales era necesario rendir oración y extender rituales para garantizar su fe.
Búsqueda de la perfección
Si bien su uso como objeto de culto y la representación arquitectónica para establecer poder fueron grandes protagonistas del uso de la escultura en el mundo antiguo, destaca también su aparición como recurso para demostrar la habilidad creativa y artística de sus autores en busca de representar religión, arquitectura y perfección. Esto lo vemos representado en el periodo clásico de Grecia y Roma, siendo en el caso de la primera su ambición helenística por demostrar que el ser humano era capaz de lograr proezas escultóricas casi reales, creando pasajes míticos de sus dioses de forma humana con sumo detalle sobre la roca. Si bien los griegos lograron establecer esta nueva realidad escultórica al servicio de la religión, arquitectura y arte, los Romanos consolidaron este nuevo uso con miras a una utilidad de dominio mediante la representación de sus líderes militares e intelectuales en su época más imperial.
Como podemos apreciar, la escultura antigua es diversa según su lugar de origen, pero curiosamente sigue objetivos similares que se centran en el culto religioso, la ornamentación arquitectónica y la apoteosis de las artes mediante el esculpido de la figura humana olímpica e imperial. Echar un vistazo al enorme acervo escultórico del Mundo Antiguo resulta fascinante para ojos curiosos que buscan entender la razón de éxito de las civilizaciones hoy desaparecidas, pero que en su momento lograron la grandeza de su periodo histórico apoyadas en algo que hoy podría parecernos bastante trivial: la escultura, pero que entonces significó el principal elemento de representación de la antigüedad.