De la innovación de coworking a una estrepitosa quiebra cimentada por su fundador.
En los años anteriores a la pandemia, escuchar hablar de espacios de coworking era la tendencia dentro de la industria inmobiliaria y del sector de trabajadores de oficina, quienes veían en esta dinámica del coworking, del compartir espacios de trabajo con extraños, pero en un ambiente relajado lleno de amenidades era lo que todo trabajador promedio deseaba poseer. Decir que tu oficina era WeWork era sinónimo de envidias entre tus compañeros Godínez obligados a asistir a una oficina tradicional llena de reglas y horarios. Por ello, el concepto de coworking potencializado por WeWork hizo que esta empresa encontrará una época dorada de inversiones millonarias en esta época, un auge rodeado de estatus, tendencia y una tergiversación del concepto.
Si bien todo el mundo sabía qué era un coworking y que era lo que ofrecía realmente WeWork en sus espacios de trabajo (un negocio inmobiliario de renta de oficinas compartidas), su fundador Adam Neumann seguía promocionando entre inversionistas poderosos como un startup tecnológico, que de tecnología nunca tuvo nada. Cegados por la fama y creciente enriquecimiento de este modelo de negocio, las inversiones millonarias no se hicieron esperar, inversiones que con el tiempo se convirtieron en deudas impagables que han hecho que hoy, WeWork, la empresa que revolucionó el coworking se haya declarado en quiebra en Estados Unidos.
Concepto innovador
El espacio de trabajo compartido resultaba en 2010 una idea innovadora, juntar a freelancers, ejecutivos, creativos y más profesionistas en un solo lugar lleno de comodidades ajenas a una oficina tradicional era una idea atractiva para quien pudiese pagar su estadía en estos espacios de coworking. Generar conexiones, conocer gente nueva, degustar café un buen café o cerveza, trabajar desde un sofá cómodo o con vistas impresionantes de la ciudad desde las alturas, eran solamente algunos de los beneficios y amenidades que coworkings como WeWork otorgaron al mudo laboral en la década anterior a la pandemia, una verdadera innovación a la que todos querían aspirar en un mundo lleno de oficinas aburridas y rutinas laborales desgastantes.
WeWork supo expandir este concepto a lo largo y ancho de Estados Unidos para posteriormente llegar a todo el planeta mediante las jugosas inversiones millonarias adquiridas por su concepto de startup tecnológica, siendo realmente su verdadero negocio el ser un espacio de coworking inmobiliario en expansión.
Caída
Su fundador dejaría su cargo de CEO en 2018, una acción que ya avisaba de lo que estaba por venir, una quiebra inminente auspiciada por el hecho de que de tecnológica WeWork no tenía nada, y las inversiones millonarias no eran redituables en absoluto en un negocio inmobiliario de renta de espacios de trabajo. Poco a poco, WeWork comenzó a perder millones de dólares, fenómeno que se vio potencializado con la llegada de la pandemia y el aislamiento social que obligó a todo el mundo a permanecer en casa.
Con un modelo de negocio que apenas podía sobreponerse de la pandemia, deudas millonarias impagables a sus inversionistas, y un fundador que prefería salir de fiesta y gastar su riqueza, WeWork finalmente encontró un callejón sin salida llamado “Capítulo 11 de la Ley de Quiebras” de Estados Unidos. Con su declaración, la empresa cerraría 45 centros de operación en Estados Unidos, dejando a la empresa en una debacle en su país de origen, situación que curiosamente no ha llegado a nuestra región ni ha afectado a países como México, Brasil, Colombia o Argentina.
LATAM, región estable
A pesar de su situación de bancarrota, su modelo de negocio y oficinas en nuestra región se mantienen firmes e incluso en crecimiento en la era post pandémica. En México incluso ha aumentado en 15% la ocupación, y el pago a arrendatarios sigue en tiempo y forma, por lo que todo indica que el coworking de WeWork en Latinoamérica es ajeno a la crisis de su fundador en nuestro país vecino del Norte.
Si bien el coworking no es una invención de WeWork, la empresa se establece aún en nuestra región como la opción ideal para implementar este modelo de trabajo remoto, rodeado de mobiliario cómodo y agradable, iluminación adecuada, espacios atractivos y frescos para trabajar, generar networking y tener meetings diferentes, y claro, sentirse alejado de la presión abrumadora de un escritorio tradicional en una oficina aburrida del siglo pasado. ¿Llegará la crisis de WeWork a nuestra región en algún momento futuro? Dependerá de la forma en que la empresa logré reinventarse a sí misma.