Un vestigio del pasado tradicional japonés.
Los vestigios más tradicionalistas de la arquitectura antigua de Japón son su templos, que aunque no todos corresponden a una misma creencia religiosa, comparten las características arquitectónicas del estilo antiguo del Japón feudal, siendo magníficas edificaciones bien conservadas que hoy representan un enlace directo al pasado tradicional de la nación del sol naciente como algunos de los atractivos turísticos más interesantes de la región de Kioto, una de las ciudades más importantes de Japón culturalmente hablando.
El paraíso tradicional por excelencia de esta nación es Kioto, su antigua capital, que vio de primera mano el auge de las épocas más tradicionales en la historia de Japón, con la contribución arquitectónica que esto representa, siendo su extensión una verdadera colección de templos y palacios que exponen lo más característico del pasado feudal japonés, teniendo como principal protagonista y atractivo turístico el templo Kinkaku-ji, el hermoso Pabellón Dorado, cuya composición, arquitectura y exteriores representan de manera perfecta lo que una edificación tradicional de este país y su cultura representan.
KIOTO
Por más de un milenio, la ciudad de Kioto fue la capital de Japón, siendo la sede del poder imperial en su época más feudal, convirtiéndose con ello en una colección de edificación y arquitectura sumamente tradicional, puesto esta región acogió en su territorio el apogeo de la arquitectura japonesa en todo su esplendor, desde palacios imperiales, grandes casas para nobles y generales, templos, santuarios y amplios jardines, un paraíso de cultural, arquitectura y naturaleza como ningún otro.
Hoy, la capital está representada por Tokio, siendo más moderna y avanzada que su antecesora de carácter más tradicionalista y hoy, turístico. Su principal atractivo es su colección de Monumentos Históricos de la Antigua Kioto, donde destacan templos, castillos, jardines y palacios, y claro, su máximo representante, el antiguo palacio Shogun hoy templo Zen, el Pabellón Dorado.
El Pabellón Dorado
La historia de Kinkaku-Ji comenzó en 1397, siendo edificado un palacio para el Shogun Ashikaga Yoshimitsu, una casa de campo para su retiro, quien tras su muerte, estipuló que su casa se convirtiese en un templo Zen dedicado a la secta Rinzai. Como templo, gran parte de sus alrededores, habitaciones y otros elementos arquitectónicos serían demolidos o destruidos en incendios o como parte de las constantes guerras ocurridas durante el tiempo en que Kioto sirvió como capital imperial. Al final, solamente el edificio principal de tres pisos y sus jardines a los alrededores serían preservados hasta nuestros días, dotando al Pabellón la apariencia tradicional y hermosa que posee hoy en día.
El actual templo se compone de una edificación sumamente tradicional, de tres pisos y tejado a cuatro aguas al más puro estilo japonés feudal. Su exterior reluce su icónica apariencia dorada y negra de donde proviene su nombre, esto gracias al recubrimiento de Pan de oro, destacando del paisaje como una joya en mitad del estanque a su alrededor y el verde paisaje arbolado de la zona más tradicional de Kioto. Sus interiores están decorados al estilo palaciego tradicional japonés, diciendo en sus diferentes niveles esculturas de Buda y otros objetos sagrados.
A pesar de tener el acceso restringido, sus ventanas permanecen abiertas todo el tiempo para que los visitantes aprecien su hermoso interior tradicional. La visita a este recinto permite apreciar el encantador templo, su hermoso estanque espejo en el exterior, y su característico entorno natural, con jardines feudales y bosques verdes en perfecta simbiosis cultural con el templo. La buena suerte beneficia a sus visitantes puesto que el boleto de entrada funciona como un amuleto de buena suerte debido a sus kanjis inscritos, por lo que la experiencia está completa para ser bendecido por este vestigio de la cultural más tradicional japonesa, directamente de Kioto, un paraíso cultural por excelencia.