Skip to main content

Las proezas arquitectónicas de las civilizaciones que cimentaron el mundo.

 

Cuando se habla de la arquitectura de la antigüedad no podemos evitar echar un vistazo a los grandes vestigios que hoy prevalecen de pie en el mundo moderno, edificaciones de piedra de gran tamaño que parecen inmunes al paso del tiempo, o que al menos no se dejan vencer por los estragos que el clima y otros factores pueden llegar a tener en estos baluartes de la antigüedad. Hablar de la arquitectura antigua es hablar de esas edificaciones que marcaron al mundo de la antigüedad y sus civilizaciones, esos grandes imperios y culturas que dejaron un legado para el futuro de la humanidad en múltiples aspectos, entre los que destacan sus construcciones y la evolución de la forma de edificar en bases a las necesidades primigenias del ser humano.

Hoy vemos a las grandes pirámides de Egipto, las ciudades prehispánicas de América, los baluartes clásicos en Atenas y Roma, así como cientos de miles de edificios hechos en roca de gran tamaño que hoy nos arrojan pistas de cómo fue la vida hace ya algunos siglos, donde principalmente las culturas construyeron en base a tres principales propósitos: el sentido bélico, el sentido religioso, y el lujo que podían darse sus gobernantes en cuanto a la construcción de sus palacios. Echemos un vistazo al pasado para conocer los principales motivos de la antigüedad que lograron crear las maravillas que aún podemos apreciar hoy en día, edificaciones que impresionan tanto por su tamaño como por su composición estructural, pues es tal su magnitud y primitivo ingenio que hoy en día sus construcciones son atribuidas a la intervención incluso extraterrestre (?)

Influenciando sus construcciones

El mundo antiguo está lleno de grandes civilizaciones que dejaron su huella en el paso histórico de la humanidad, con contribuciones culturales y religiosas que hoy nos ilustran sobre la vida de hace algunos siglos. El estilo de vida de la antigüedad solía centrarse en dos ramas que dictaban el futuro de estas culturas antiguas que lejos estaban de conocer un conocimiento científico del funcionamiento del mundo y la naturaleza a su alrededor, dejando todo a cuestión religiosa, la primera de estas ramas, y a la actividad militar y bélica, ya fuese para expandir dominios, defenderse de invasores o repeler ataques mediante fortificaciones de gran tamaño.

En primera instancia, en la antigüedad dominaba un pensamiento religioso colectivo que hacía que las diferentes civilizaciones atribuyeran a las deidades el funcionamiento de la naturaleza, encontrando es esta explicación divina la respuesta a lo acontecido en el mundo a lo que difícilmente podrían dar respuesta ellos mismos por su cuenta. Por ello, la religión jugó un papel de vital importancia en la antigüedad, condición que dictaba las actividades culturales y jerárquicas de las sociedades, donde Dios o los dioses, estaban por encima de todo, y por lo tanto, merecían poseer recintos de culto dignos de su grandeza y poder supremo, dando así origen a la edificación religiosa de gran tamaño, que hoy podemos apreciar en templos, monumentos y recintos construidos en roca dedicados a los poderes divinos más allá del entendimiento humano.

Por otra parte, la edificación de las ciudades en la antigüedad poseía la característica de ser planificadas y erigidas con una intención militar, tanto para protegerse de ataques como prevalecer inmunes durante un asedio y demás. Por ello, podemos apreciar como las grandes ciudades y edificios antiguos cuentan con muros perimetrales de gran grosor, edificaciones por encima del nivel del suelo o fortificaciones de roca difíciles de destruir. Ligado a esto, los gobernantes de estas culturas merecían un recinto que fusiona ambos aspectos, lo suficientemente fortificado para salvaguardar a los reyes y emperadores, como demostrar su derecho divino para gobernar sobre el resto del mundo mediante un diseño arquitectónico de magníficas proporciones.

Baluartes de piedra

Estos grandes baluartes entre los que destacan la arquitectura egipcia, romana, griega y mesoamericana, se caracterizan por el uso de la roca como principal elemento de construcción, demostrando que la dureza de este material definió para siempre la perdurable existencia de sus recintos de culto, militares y comerciales. A pesar de demostrar poseer los conocimientos de construcción suficientes para lograr edificar las maravillas arquitectónicas de su época, el avance tecnológico y de ingeniería de entonces era escaso, por lo que destaca apreciar ese factor que nos deja impresionados hoy en día. 

Haber levantado mega construcciones como las pirámides de Giza o la Pirámide del Sol en Teotihuacán maravilla a los estudiosos de la ingeniería moderna, pues estos intrépidos proyectos parecen haber sido algo imposible para una época donde aún se creía en el dominio supremo de deidades y un primitivo estilo de vida comparado a los siglos posteriores. 

Si bien estos edificios poseen características primitivas y básicas en cuanto a la construcción, no dejan de impresionar por su tamaño y acabado arquitectónico de gran carácter religioso y militar, rasgos que continúan maravillando a espectadores a través de los siglos, con colosos alzándose del pasado en tiempos de modernas edificaciones, ajenos al tiempo, remontándonos a la época donde los dioses se decían caminaban entre sus creyentes y habitaban los grandes templos edificados en su honor. Estudiar la arquitectura mesoamericana, egipcia, sumeria, persa, entre otras, es una excelente manera de entender los cimientos del mundo arquitectónico moderno.