¡Rápido, entra en la cabina! Muy bien, hora de hacer unos ajustes… si, eso es… unos cuantos siglos más… ya está. ¿Estás list@ para viajar a la Atenas del siglo III a.C.?.. Si llegaste a esta página he de suponer que así es. Pues bien, preparémonos para conocer la arquitectura clásica de primera mano, usando la ¡MÁQUINA DEL TIEMPO EDIFICA! Está bien, no tenemos una máquina del tiempo… pero podemos fingir que sí. Por ello, ¡sujétate, que viajaremos 2 milenios en el pasado! (sígueme la corriente).
De pronto estamos de pie en medio de la acrópolis de Atenas, el centro cultural más importante de toda Gracia. Ataviados con togas obviamente, observamos el ajetreo cotidiano de la ciudad a nuestro alrededor, donde los atenienses comercializan, asisten a rendir culto a los dioses y aplauden las más reciente obra en el Teatro de Dioniso a los pies del montículo que sostiene la que será la acrópolis más famosa de la historia. A pesar de que todo este entorno milenario podría absorberse en muchos aspectos, nosotros estamos aquí para analizar algo en específico: su arquitectura, misma que hoy (o en el futuro) será conocida como la arquitectura clásica, la base arquitectónica de toda la edificación de occidente, siendo imitada por la Roma Imperial en el futuro inmediato, y teniendo un revival en épocas más contemporáneas a nuestro presente. Por ello, aprovechemos este viaje temporal para conocer los aspectos que hacen de la arquitectura griega la arquitectura fundamental de la historia moderna.
Grecia
Recorramos la acrópolis de Atenas para… ¿cómo? ¿Qué es una acrópolis? Buena pregunta. Las acrópolis solían ser el centro de culto en las ciudades griegas de la antigüedad, donde se ubicaban los templos y santuarios a los dioses griegos. Estos recintos se ubican en la parte más alta de las ciudades-estado, naturaleza a la que deben su nombre, traducido comúnmente como “ciudad alta” o “ciudad de vida”. Las acrópolis son tal vez el centro arquitectónico más importante de la Grecia clásica, acogiendo algunos de los edificios más importantes de la arquitectura clásica que van desde teatros, anfiteatros, esculturas y por supuesto, templos.
Por ello, si quisiéramos echar un vistazo a la definición gráfica de lo que es la arquitectura clásica, bastaría con observar todos los edificios a nuestro alrededor aquí en la acrópolis más importante de todas, en especial aquel edificio de allá, el enorme justo en la cima de este montículo de roca, cuyas columnas de mármol y techo cubierto de tejas resguarda el templo más importante de Atenas y de toda la historia griega: el Partenón. Impresionante, ¿verdad? El Partenón es el estandarte de la arquitectura clásica, el cual recopila los elementos más característicos de este estilo de edificación, comenzando por sus columnas cuyos órdenes (jónico, dórico o corintio), dotan a la edificación de un estilo diferente. Otro elemento que podemos observar a simple vista son los techos planos de la mayoría de los edificios, cubiertos comúnmente por tejas, los cuales utilizan los arcos adintelados para componer entradas a pesar de conocer bien los arcos y las bóvedas.
La simetría y el equilibrio está en todas partes, resaltando la perfección característica de la arquitectura griega y sus autores, quienes buscaron no sólo crear los templos más grandes y equilibrados de la época, sino ornamentados con grabados, pinturas y esculturas, siendo tal vez la más famosa de todas aquella de por allá, la escultura de bronce de Atenea, que hoy en día ya no podemos apreciar. Conociendo las bases de la arquitectura clásica, podemos entender un poco el origen de esta definición. En el arte, lo clásico es aquello que tiende a imitarse, tan bueno y primigenio que otras culturas y corrientes buscan adoptarlo como punto de partida, lo cual nos lleva a la siguiente etapa de la arquitectura clásica, y tal vez su primer revival: la arquitectura romana antigua.
Roma
Usando la magia de la transición de pronto nos encontramos en la ciudad eterna, Roma, capital del más grande imperio de occidente. La cuna de la cultura occidental utilizó la arquitectura como herramienta para sustentar su poder sociopolítico y hacer del estado una representación real en el mundo… y con esto nos referimos a que Roma, tanto la republicana como la imperial, busco utilizar la arquitectura como símbolo de su poder, por lo cual, su característica más importante es su monumentalidad. Pero, ¿Qué tiene en común con la arquitectura griega? Pues… todo.
La arquitectura clásica de Grecia influenció en gran manera a Roma, los cuales adoptaron sus elementos más icónicos como el uso de columnas y el concepto simétrico, haciéndolo aún más nutrido con sus aportaciones propias, como el uso de arcos, las bóvedas y un toque más ornamental, y claro, un mayor tamaño. Para representar todo lo anterior, tenemos a la vista el ícono de la arquitectura romana antigua, el coloso que albergó todo tipo de espectáculos y que aún hoy se mantiene de pie en pleno siglo XXI.
El Coliseo romano, así como el Partenón griego, son las edificaciones más emblemáticas del periodo clásico, mismas que recopilan las características de sus respectivas culturas y que han logrado prevalecer a través del tiempo, no en su mejor forma, pero que nos acercan a un pasado tan remoto que solo podemos acceder mediante los vestigios arqueológicos, y por supuesto, la máquina del tiempo EDIFICA. Ahora, sujétate que daremos el último gran salto temporal para conocer el moderno revival de este estilo arquitectónico, el cual podrías incluso conocer si visitas el centro histórico de tu ciudad y no necesariamente viajas a Grecia, Roma o al pasado antiguo.
Arquitectura Neoclásica
Llegando a nuestra última parada, nos encontramos en tiempos un poco más contemporáneos para presenciar el renacimiento de la arquitectura clásica y sus preceptos en pleno siglo XIX. La arquitectura neoclásica es el revival de las columnas, los arcos y el mármol, que a finales del siglo XVIII y principios del XIX se convirtió rápidamente en la tendencia arquitectónica de una sociedad occidental de grandes cambios. Entre sus usos principales destaca la edificación de edificios públicos, tendencia que tendría su auge en Estados Unidos, cuya capital buscaría simbolizar el surgimiento de la joven nación con la gloría de la Roma antigua, decorando prácticamente toda su capital mediante este revival neoclásico.
Nuestro país no se quedó atrás en esta fiebre neoclásica, por lo que podemos encontrar muchos edificios revestidos con los elementos neoclásicos principalmente en los centros históricos de las principales ciudades de México, destacando que es precisamente este estilo arquitectónico el predilecto de Porfirio Díaz, razón por la cual la capital mexicana cuenta con una edificación neoclásica casi en cada esquina del primer cuadro de la ciudad.
Y bueno, antes de devolverte al presente repleto de modernidad y tecnología, recuerda que los vestigios de la arquitectura pasada nos sirven para entender nuestra actualidad. ¿Cómo? Tal vez entendiendo que sin las acrópolis no existirían los centros comerciales modernos, o que sin los teatros, anfiteatros, arenas, o el mismísimo Coliseo, el entretenimiento no sería lo que es hoy en día (o al menos no habría evolucionado de la misma manera). Podrán parecer cosas ajenas unas de otras, pero la arquitectura siempre ha sido parte fundamental de nuestra cultura humana, por ello, conocerla, más aún si se trata de los estilos primigenios, nos nutre un poco y nos hace más conocedores de nuestro pasado como humanos. Y bien, ahora que has sido cultivado un poco con la arquitectura clásica, aquí te bajas. Nos vemos en el próximo viaje. “El viaje es el destino, viejo”.