Los elementos de interiorismo japonés más tradicionales.
El interiorismo japonés tradicional se caracteriza por una correcta distribución de espacios interiores que hagan más eficiente el aprovechamiento del espacio disponible dentro de una casa tradicional japonesa. Hasta el siglo XV, las casas japonesas carecían de muros divisorios, haciendo del interior un espacio amplio donde difícilmente podrían identificarse áreas específicas para cierto uso, como salones, dormitorios, etc. Para ello, aparecieron dos elementos que hoy ayudan a definir al interiorismo tradicional de Japón mediante su útil funcionalidad como divisores de espacio y puertas de acceso a ciertas áreas, todo con sólo deslizar de manera silenciosa sobre un riel de madera.
Conocemos mucho de la arquitectura japonesa gracias al cine y la televisión, y en todos estos medios resaltan un elemento del interiorismo japonés que no resulta familiar a todos, esa puerta corrediza de papel translúcido que todos quisiéramos recorrer para acceder al más tradicional de los salones japoneses. Pues resulta que estas puertas corredizas son también divisiones de espacio, y se dividen en dos tipos de separadores, los Fusuma, que sirven para separar el espacio interior, y los Shoji, que funcionan como puertas de acceso exterior, permitiendo la entrada de luz gracias a su composición en papel, siendo ambas, todo un clásico del interiorismo nipón más tradicional.
Dividiendo el espacio
Tanto en el pasado como en la actualidad, el interiorismo japonés busca aprovechar los espacios en casa de la mejor manera posible. En el pasado tradicional, la costumbre indicaba el uso de interiores con áreas comunes, sin muros divisorios de madera que pudiesen perjudicar el andar interior. La necesidad posterior de identificar ciertas áreas para usos específicos como salones de té, dormitorios y más, propicio la aparición e implementación de muros divisorios, unos que lograsen cumplir con su tarea divisoria pero que no atenten de manera definitiva con la libre circulación de los usuarios por el interior y exterior.
Dividir el espacio se convirtió en un arte, tanto así que elaborar esos muros y puertas resultaría en un recurso cargado de composición específica y no solamente agregar una puerta de madera sobre bisagras. Para los japoneses del siglo XV, dividir los interiores debería representar un arte, por lo que el surgimiento del Fusuma significó complejidad en su elaboración e incluso un medio para expresar el arte tradicional japonés como decoración. Y para exteriores, los Shojji representaron la posibilidad de cerrar accesos y aún así mantener la iluminación tenue del sol exterior dentro de las estancias de casas y recintos tradicionales.
Fusuma
Comencemos con las puertas/muros interiores tradicionales llamados Fusuma. Estos se componen de paneles de madera muy delgados que funcionan como puertas corredizas y muros divisorios. Están compuestas por hilos gruesos que aseguran la estructura y permiten montar sobre ellos láminas de cuero grueso, el cual solía ser decorado por arte tradicional a modo de ornamentación interior. Los Fusumas, cuya función era la de ser puertas y divisiones interiores, se volvieron rápidamente populares a partir del siglo XV, llegando hasta días más contemporáneos como uno de los recursos del interiorismo japonés más funcionales y tradicionales. Su funcionalidad horizontal deslizante, permite abrir y cerrar estancias sin utilizar el espacio que las puertas de bisagra suele ocupar con su mecanismo giratorio, por lo que los Fusumas simplemente se deslizan sobre sí mismo de manera compacta, algo sutil y sumamente eficiente.
Shoji
Por su parte, el Shoji funciona de manera similar en cuanto a mecanismo y funcionalidad, siendo su diferencia en cuanto el Fusuma su uso para exterior y composición material, y tal vez, el tamaño de estos. El Shoji, utilizado como puerta exterior, marcaba el punto de entrada y acceso a casas y templos, utilizando el mismo mecanismo deslizante, esta vez de mayor tamaño y tal vez un poco más resistente contra los efectos de los elementos naturales del exterior. Sus paneles estaban compuestos de madera cruzada, utilizando como superficie papel que permitiese el paso de luz natural y así mantener iluminado, de manera tenue, los interiores de estar cerrado el Shoji en su totalidad.
Junto con el Tatami, el Fusuma y el Shoji representan los elementos más básicos y tradicionales del interiorismo japonés, componentes tanto decorativos como funcionales para lograr la eficacia de una estancia perfecta en favor del espacio, el minimalismo y las costumbres de un Washitsu tradicional en todo su esplendor.