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Representando el cosmos mediante la naturaleza a escala. 

La cultura japonesa podría catalogarse como la reina indiscutible del paisajismo y la jardinería gracias a su habilidad y tradición para componer los más hermosos paisajes mediante la creación de sus icónicos jardines japoneses. Siendo esta actividad todo un arte que mezcla cultura, tradición y creencias sobre el cosmos, el equilibrio natural y la paz y serenidad del mundo perfecto, el jardín japonés es por excelencia el sitio predilecto para las labores de mayor concentración como la meditación, la relajación, la ceremonia del Té tradicional y la contemplación del entorno en busca de paz interior.

Difícilmente podría existir un concepto más pacifico y lleno de significado y simbolismo natural que el de un jardín japonés, puesto que su composición busca la representación misma de un entorno natural y su energía de manera a escala y en virtud de sus usuarios. Más que un recurso paisajista del Japón tradicional dispuesto para las residencias privadas, el jardín japonés es todo un arte de energías, paz y tradición, popularizado por la ceremonia de té tradicional, donde fueron utilizados como el sitio perfecto para llevarse a cabo. Si bien hoy suelen ser utilizados como un recurso de interiorismo y jardinería, o en otros países como un atractivo visual y turístico “cliché”, el jardín japonés compone un enlace directo con la cultura más tradicional nipona. 

Sakutei-Ki

Dignos de ignorancia, si desconocemos los simbolismos y propósitos que rodean un jardín japonés tradicional podríamos asumir con soló mirar que el jardín ha sido compuesto basado solamente en el entorno y buscando un fin meramente estético, y por tal, estaríamos muy equivocados. El jardín en japón, como muchos de sus elementos más típicos y culturales, tiene un propósito, y su elaboración requiere de todo un arte sustentado en los principios del Sakutei-Ki, el texto tradicional que estipula la finalidad de un jardín tradicional, el cual deberá buscar siempre el equilibrio inestable de la naturaleza del mundo. 

Contrario a todo tipo de composición contemporánea, el Sakutei-Ki busca elaborar el jardín de manera inversa, utilizando primero el material a utilizarse (rocas de diferentes tamaños) para que el mismo guíe la elaboración del jardín. Dejarse guiar por sus formas, distribución y tamaños es la clave para encontrar el encanto y la asimetría de dicha tarea, haciendo del origen del jardín uno conectado al “susurro” mismo de las rocas y que debe darse de manera orgánica y no premeditado previamente. Está tarea servía para ejercitar la mente de los nobles, por lo que representa una labor tradicional de gran valor cultural para los japoneses. 

Composición tradicional

El jardín japonés pretende representar al mundo a escala, creando un microcosmos junto a la residencia guiándose por el elemento base, la roca, y desarrollando a su alrededor todo un ecosistema de energía de menor tamaño. Este arte tiene una inspiración topográfica y geográfica, donde el jardín representa el archipiélago mismo que compone a Japón, y las rocas como elemento base, son las diferentes islas que deberán llenar el gran océano de vacío. El jardín es una isla, donde las rocas representan a las montañas, el agua al océano y la naturaleza a la vida que rodea todo. Otros elementos ajenos al origen natural son los puentes de acceso, linternas de madera o roca, pabellones pequeños o casas de té. 

Además de los simbolismos ligados a los elementos base ya mencionados, enriquecer el jardín mediante la escala es otro recurso ideal para lograr concretar el micro paisaje deseado. Para ello, los árboles de menor tamaño como el Komatsu o el Bonsái contribuyen a enriquecer el panorama, haciendo del fondo un paisaje digno de contemplar. El encanto visual de un jardín típico reside en su apariencia a escala del mundo real, una miniatura de un ecosistema compuesto por árboles, montañas, lagos y paisajes verdes, entorno que brinda la paz necesaria para ceremonias o simplemente para la contemplación.

Dentro de este arte existen diferentes tipos de jardines, destacando el Jardín de Paseo que suele seguir un camino como acompañamiento visual; el Jardín de Aposento, para ser contemplado desde cierto punto de vista; Jardines de té, que llevan a un recinto ceremonial; y los jardines contemplativos, donde comúnmente se utiliza la arena, conocidos también como Jardín Zen debido a su introducción por el budismo Zen, que sirven para a meditación desde la contemplación. Sin duda, el Jardín japonés es uno de los tantos artes bien conservados y de gran simbolismo dentro de la cultura japonesa que llega a nuestros días para recordarnos el origen más natural y elemental de nuestro ser: la conexión con la naturaleza mediante la interacción y la meditación.