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Los guerreros favoritos del entretenimiento imperial.

 

Por Miguel Garfias

La historia de la humanidad ha contado con toda clase de guerreros y luchadores, soldados, mercenarios y caballeros que sirvieron a uno u otro propósito, haciendo que su respectivo concepto, armas y estilo de lucha pasase a la historia por su valentía, habilidad, destreza y las victorias alcanzadas. Espartanos, samuráis, vikingos o caballeros templarios, de entre todos ellos surge una clase de guerrero que triunfó en las arenas romanas frente a otros luchadores y contra bestias salvajes en busca de la gloria y la admiración del pueblo y la élite romana, buscando el aplauso y el aclamo de multitudes ebrias de entretenimiento en el apogeo de la antigüedad del imperio romano.

Ellos fueron los gladiadores, guerreros habilidosos dispuestos a enfrentar cualquier peligro en busca de riqueza, gloria, admiración popular, y en muchos de los casos, su propia libertad, y en otros más desesperanzadores, condenados a luchar hasta la muerte debido a su condición de esclavo o alguna condena con pena de muerte disputada en las arenas sangrientas de toda roma, en especial, en el Coliseo romano. ¿Qué llevaba a estos guerreros a masacrar en frente de multitudes? Conozcamos las razones y la naturaleza de ser un gladiador romano en la época dorada del imperio.

Ludi

La popular frase “pan y circo para el pueblo” no podría definir de mejor manera a la república/imperio romano, donde el pueblo siempre se mantiene distraído con el entretenimiento que la próspera utopía romana tenía para ofrecer. Desde el circo al teatro, el entretenimiento romano siempre fue de lo mejor que el mundo antiguo dispuso para mantener un pueblo feliz y satisfecho con el espectáculo, mismo que sería revolucionado con la incursión de las luchas de gladiadores como parte de los famosos Ludi, juegos y celebraciones dispuestos para entretener al pueblo llano.

La llegada innovadora de este espectáculo de luchas a muerte, violencia y masacres no hizo más que fascinar los romanos de la época, pasando de ser una tradición romana perteneciente a los munus (deuda funeraria a los espíritus familiares), a una excelente manera de entretener audiencias, generar mucho dinero, y llevar a todos los partícipes a un éxito prometedor si la victoria estaba de su lado, siendo los propietarios de gladiadores personajes adinerados con un excelente negocio a su disposición, y los gladiadores, próximos poseedores de gloria, o de muerte.

Luchas milenarias

La lucha de gladiadores se convirtió en una práctica que permaneció en el quehacer romano antiguo por más de mil años, siendo su declive el siglo V, cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio y estas masacres no fueron bien vistas más. Pero mucho antes de esto, desde la república hasta la época dorada del imperio, los gladiadores fueron un deleite del pueblo y un excelente negocio para sus propietarios, administradores, y para las autoridades romanas que los regularon. 

El surgimiento de este espectáculo prosperó mediante su propia popularización, siendo la forma en que hombres dotados de armadura, espadas, lanzas y todo tipo de arsenales, se debatían la vida para la diversión de las masas reunidas en los anfiteatros. Los gladiadores tenían un único propósito en la arena: sobrevivir, valiéndose de sus habilidades, destreza y armas para vencer a sus enemigos, ya fuesen estos fieras salvajes u otros gladiadores igual de experimentados, lo que hacía que el espectáculo fuese aún más apasionante para el público. Aclamados, vitoreados, aplaudidos y remunerados tras sus victorias, los gladiadores se convirtieron en los guerreros más populares de Roma, pero dentro de este negocio también existió la marginación social.

La naturaleza del gladiador 

En el comienzo, la principal fuente de gladiadores fue el esclavismo y la toma de prisioneros que el imperio hizo mediante sus conquistas. Entrenados y dotados de armas, los primeros gladiadores serían obligados a pelear a muerte por mero entretenimiento y negocio, lejos del amor que las masas ofrecerían más tarde a los gladiadores de escuelas, formados por los mejores para ofrecer un mejor espectáculo y sin la pena de muerte que esclavos, prisioneros o criminales tenían sobre su cabeza, cuyo ultimo destino era la arena del anfiteatro.

Entre los gladiadores existieron múltiples clasificaciones derivadas de su estilo de lucha, origen, y proveniencia territorial imperial. Destaca de este espectáculo la diversificación del entretenimiento, puesto que además de luchar entre gladiadores, estos también se disputaron la vida en la lucha y caza de bestias en la arena, práctica que permaneció vigente después del declive y la prohibición de los gladiadores después del siglo V. Muchos emperadores fueron ávidos entusiastas de este espectáculo, llegando incluso a practicar públicamente y en privado, siendo claro la amenaza de muerte o de daños mínima en comparación de los gladiadores profesionales.

Hoy, conocemos esta práctica antigua de lucha y gloria mediante el mundo audiovisual y su máximo exponente, Gladiator de Ridley Scott, filme que muestra un acercamiento bastante acertado a la vida del gladiador en pleno apogeo del espectáculo romano, siendo su escenario el ya famoso coliseo romano, la sede máxima a la que todo gladiador de la roma antigua aspiraba llegar, luchar y vencer, e inclusive morir con honor en sus arenas, las más importantes de la tradición gladiadora.