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Un viaje a las distintas eras arquitectónicas de Roma.

 

Por Miguel Garfias

¿Castillos en Roma? Si, existen, no como los castillos europeos que podríamos imaginar, sino como la típica fortaleza medieval que ha pasado de un uso a otro a través de los años. Como muchos de los edificios en la ciudad eterna, su castillo más famoso, el Castillo de Sant’Angelo, no siempre fue esta fortaleza medieval que hoy atrae a cientos de miles de turista a sus puertas, sino que, en sus orígenes, aquellos que se remontan a la época clásica de Roma, sirvió a un propósito más noble y funerario, como lugar para el último descanso de emperadores y sus familias.

Sant’Angelo, cuyo puente de acceso es otro de sus grandes atributos, hoy prevalece en la Roma moderna a casi dos mil años de su primera edificación como mausoleo, revestido por el paso del tiempo, desde la era clásica romana, pasando por el medievo italiano y embellecido por el arte renacentista, una fortaleza rodeada de misterio e intriga por su peculiar conexión con la ciudad del Vaticano a sólo unas calles al oeste. Conozcamos un poco más de esta milenaria fortaleza medieval a orillas del Tíber y sus secretos más interesantes.

Mausoleo de Adriano

El castillo nace en el año 135 d.C., en una época romana sumamente clásica, donde la República y sus dirigentes disfrutaban de una arquitectura digna del pasado clásico que todos conocemos e identificamos hoy en día justo para sus designios, tales como su propio lugar de descanso eterno. El emperador Adriano ordenaría la construcción de un mausoleo digno de sí mismo y su familia, acorde a la grandeza romana, y superando en tamaño el mausoleo de Augusto. 

Buscando ser lo más hermoso y glorioso posible, el mausoleo del emperador se edificará a orillas del Tíber al otro lado del campo Marte, al cual podría accederse por un puente que, al igual que el mausoleo mismo, vería cambios en su composición hasta llegar a nuestros días. Edificado en mármol blanco, decorado con esculturas clásicas de animales y coronado por un jardín arbolado, el mausoleo sirvió como recinto funerario no solamente de Adriano y su familia, sino también de sus sucesores, convirtiéndose en un edificio importante durante la época imperial. 

Medievo romano

Tras la caída imperial y la llegada de la época medieval a Roma, el mausoleo vería el desuso y el abandono como algo cotidiano por mucho tiempo, rescatándose solamente para ser fortificado y utilizado como fortaleza estratégica al norte del Tíber durante las guerras en la península itálica. Su existencia como castillo sirvió para salvar los territorios vaticanos del saqueo visigodo en el año 410, cuando el cristianismo ya era la religión oficial de Roma. Fue fortificado y amurallado, e inclusive, hasta bendecido por el papa Gregorio I, quien tendría una visión del Arcángel Miguel en la cima de la ahora fortaleza, tradición que daría origen a su nombre y naturaleza actual desde entonces.

Su paso por el medievo romano lo llevaría a presenciar innumerables batallas, asedios y saqueos, destacando de esta época el derrumbe y sustitución de su puente por uno levadizo, que más tarde, ya cerca del renacimiento o quattrocento, sería reconstruido y embellecido por esculturas renacentistas que aún se alzan en la actualidad sobre el rio Tíber. Para la llegada del renacimiento, el Castillo de Sant’Angelo se había convertido en una estructura importante y hasta santa para el papado y sus territorios, por lo cual no haría más que embellecerse con el arte de los genios del renacimiento.

El castillo en la era moderna

Embellecido por el renacimiento, destruido por los siglos posteriores y aún más saqueos, el castillo llegaría al siglo XIX bajo el uso de prisión política. Su uso contemporáneo es el de un museo medieval/renacentista, que muestra un poco o un mucho del pasado romano a través de las épocas, mostrando la belleza escultural del renacimiento mediante su acceso a través del puente y sus esculturas de ángeles, hasta la joya de la corona de la escultura del Arcángel Miguel en la cima del castillo. Sus interiores pueden ser recorridos en sus diferentes niveles, mostrando una verdadera estructura fortaleza medieval dispuesta para la guerra más allá de lo que aún prevalece del mausoleo original. 

Amurallada y decorada por ángeles, el misterio aún envuelve la fortaleza en múltiples aspectos, siendo el más relevante su pasaje conocido que lleva directo hasta la ciudad del vaticano, pasillo que los pontífices solían usar durante emergencias para refugiarse, el cual recorre una de las murallas a orillas del río Tíber. Dicho puente es un deleite de las conspiraciones y de los amantes de los pasajes secretos, el cual adquiere fama mundial con la llegada del best seller de Dan Brown, Ángeles y Demonios. Intrigante, medieval, colosal y milenario, el Castillo de Sant’Angelo hoy es uno de los grandes atractivos turísticos de Roma, un recinto atemporal que permite a sus visitantes recorrer las múltiples eras romanas en una sola estructura icónica justo a orillas del Tíber.