La magnífica sede neogótica del parlamento inglés.
El Reino Unido es una monarquía parlamentaria, que divide su gobierno en la autoridad del Monarca como jefe de Estado a cargo del parlamento, y el poder ejecutivo representado por el Primer Ministro y su gabinete. En este sentido, El parlamento británico cuenta con un gran peso dentro de la política del Reino Unido, contando con una sede oficial en la capital de este, Londres, una que poco les envidia a otros edificios de similar función, siendo el Palacio de Westminster, la sede del parlamento británico, uno de los edificios más impresionantes y bellos del mundo entero.
Siendo a todo un ícono de la arquitectura londinense, específicamente la cúspide de la arquitectura neoclásica del siglo XIX, el Palacio de Westminster engalana las orillas del río Támesis como ningún otro edificio londinense, del cual derivan dos recintos simbólicos de la ciudad inglesa: la famosa Torre Elizabeth II, coloquialmente conocido como el Big Ben, y el Westminster Hall, la más grande e impresionante sala del parlamento, misma donde fue coronado el propio Guillermo I, duque de Normandía.
De enormes proporciones, arquitectura bellamente trabajada y conservada, y completamente operacional, el palacio de Westminster es un tesoro del poder monárquico británico, por lo que sus óptimas condiciones dispuestas a preservarse por muchos años son prioridad, siendo hoy uno de los grandes iconos arquitectónicos londinense que hoy vamos a analizar a detalle.
Origen medieval
El actual palacio no siempre tuvo la apariencia y distribución con las que cuenta en la actualidad, sino que funcionó como un palacio medieval de enormes proporciones, pero solamente se centraba en el aún existente Westminster Hall y otras salas que albergarán la residencia oficial del Rey de Inglaterra. El primer palacio fue edificado casi al mismo tiempo que la Abadía de Westminster (edificio vecino de gran importancia para la ciudad y en especial para la Corona), esto durante el siglo XI en la zona antes conocida como Thorney Island, hoy, Westminster.
El paso del tiempo haría que el antiguo palacio de Westminster se convirtiese en la residencia real favorita de los reyes ingleses hasta que, en el siglo XVI, un incendio destruyó gran parte del palacio, obligando a la corona a buscar una nueva residencia. Lo que restó del palacio, destacando el Westminster Hall, siguió funcionando para albergar las dos Cámaras del parlamento y servir como tribunal de justicia. Su función como edificio parlamentario seguiría hasta entrado el siglo XIX, plena Era Victoriana, en la cual, lamentablemente, otro incendio atentaría contra la sede del parlamento británico.
Reconstrucción neogótica
El incendio de 1834 destruiría gran parte del parlamento, dejando una vez más intacto el Westminster Hall, los claustros, las criptas de Stephen’s Chapels y la Jewel Tower, bóveda donde se resguardaba las joyas reales y el oro de la Corona. Debido a esto, se tomaría la decisión de reconstruir el parlamento una vez más, esta vez, con un propósito aún mayor, que reflejase la prosperidad británica y el poder parlamentario mediante su tamaño, estancias y arquitectura. El proyecto seleccionado quedaría en manos de los arquitectos Charles Barry y Augustus Wellby, quienes habían diseñado un palacio de proporciones nunca vistas en la ciudad.
El estilo seleccionado para la empresa arquitectónica sería el neogótico, estilo que, junto con el neoclásico, representan las intenciones de volver a los estilos clásicos arquitectónicos de la época en busca de representar un nacionalismo mediante los revivals perfeccionados. El nuevo palacio quedaría concluido en 1847, complejo que contaría con alrededor de 1,200 habitaciones, salas, salones, 11 patios y más de 3,5 kilómetros de pasillos y corredores a lo largo de su extensión. Sus torres, ventanales y tejados contarían con el característico uso de agujas afiladas del neogótico, complementado por las esculturas y estatuas a lo largo del palacio parlamentario, dando como resultado un recinto sin precedentes incluso más grande que la morada de la Reina Victoria, Buckingham Palace.
Relevancia británica
El Palacio de Westminster hoy es el máximo exponente de la arquitectura neogótica del mundo, siendo sus cientos de ventanales apuntados, pináculos, torrecillas y enormes torres como la Torre del reloj Elizabeth II, referentes de uno de los estilos más explotados durante la era victoriana, época de su reconstrucción definitiva. Hoy, el palacio funciona como sede del gobierno parlamentario, albergando nuevas cámaras, la de los Lores y la de los Comunes. El Westminster Hall es uno de los recintos más significativos para la corona y el parlamento, siendo sede de importantes acontecimientos, desde coronaciones y banquetes (la última fue la del rey Jorge IV en 1821), hasta ceremonias fúnebres, siendo la más reciente el funeral de cuerpo presente de la Reina Isabel II.
A pesar de ser un edificio de gobierno completamente funcional, su amplia extensión le permite servir como atractivo turístico, ofreciendo visitas guiadas, toma de fotografías, etc. Uno de sus componentes más famoso es el erróneamente conocido como Big Ben, su torre del reloj, la cual es todo un ícono de la ciudad de Londres, misma que complementa el aspecto neogótico y victoriano del palacio de Westminster al más puro estilo inglés, sin el cual, seguramente Londres no sería lo que es en la actualidad; un tesoro arquitectónico coronado por su palacio parlamentario de arquitectura gótica renovada.