Misteriosa, renacentista, de trazo excelente, esta es la pintura más famosa del planeta.
Todos conocemos la figura extraordinaria de Leonardo Da Vinci, el arquetipo del hombre renacentista, cuyas contribuciones al mundo moderno no se quedaron en su legado artístico, sino que fueron más allá gracias a su naturaleza polímata que lo hizo incursionar en las ciencias, la filosofía, la literatura, y muchas disciplinas más en busca de conocimiento naturalista y humano.
Siendo uno de los grandes del renacimiento, podríamos deducir que sus obras se encuentran por cientos alrededor de museos y galerías alrededor del mundo, lo cual, desafortunadamente no es así. Haciendo más interesante y raro su trabajo pictórico, casi tanto como sus estudios científicos, anatómicos, botánicos, y demás, la obra de Da Vinci es apreciada tanto por el genio artístico del italiano como por la dificultad para encontrar nuevas obras del pintor en el mundo habiendo dejado este muy poco de su material artístico, destacando solo 20 obras pictóricas de su autoría, de las cuales una de ellas es casi un símbolo de la pintura universal.
La Gioconda, mejor conocida como la Mona Lisa, es la obra de arte más conocida del mundo, replicada cientos de veces, parodiada otras más, y evidenciando el dominio de la pintura por parte del gran maestro renacentista. Esta obra que envuelve el misterio y la destreza de Da Vinci hoy es la pintura más visitada del Louvre en París, objeto de intriga y estudio por parte del público en general, la cual representa la cúspide del renacimiento italiano de la mano del gran maestro florentino.
Da Vinci
La figura de Leonardo di ser Piero da Vinci envuelve misterio y admiración dentro y fuera del mundo artístico, tanto para los estudiosos del renacimiento y de su figura, como para los que observan desde fuera las disciplinas en las que el polímata incursionó. Nacido como un hijo ilegítimo de un senador florentino, Leonardo sería acogido en dicha familia, recibiendo el trato y formación que un hijo legítimo podría obtener.
Con edad suficiente y con el interés artístico de su época, Leonardo se convertiría en el aprendiz de Andrea del Verrocchio, un importante pintor, orfebre y escultor que formó parte de la corte de Lorenzo de Médici en Florencia. Durante esta época, Leonardo ya demostraba un interés desbordado por la naturaleza, estudiando y dibujándola, siempre buscando un análisis más profundo. Para entonces, su famosa escritura especular, aquella que caracteriza los escritos dejados del destacado florentino por estar espejada, ya era una realidad.
Carrera y renombre
El paso del tiempo y su talento darían a Da Vinci un dominio del entorno artístico, científico, naturalista y filosófico del renacimiento italiano, siendo ya todo un grande en vida solicitado en todas partes de Europa. Su acervo pictórico se sabe fue bastante, suficiente para catalogarlo en Italia como uno de los mejores de su disciplina, teniendo puntos fuertes también en las ciencias y la inventiva. Su mente siempre activa y en busca de innovación lo hicieron un trotamundos del arte y la investigación, viajando de Florencia a Roma, de Venecia a Milán, siendo solicitado en sus últimos días por el rey de Francia Francisco I, su último gran mecenas.
Su inventiva es bien conocida hoy en día, siendo todo un visionario de la tecnología muy adelantado a su tiempo. Otro de sus grandes aportes fue su trabajo estudiando la anatomía humana, realizando algunos de los estudios más minuciosos y detallados del organismo humano de la época. Y como ávido amante de la naturaleza, su observación del entorno quedaría registrada en múltiples documentos a modo de estudio, tesoros que hoy no dejan de fascinar a su espectador. Pero su gran contribución a la historia fue la pictórica, siendo su principal estandarte la pintura que hoy está exhibida detrás de un cristal antibalas, catalogada como la obra de arte más importantes de la historia: La Mona Lisa.
La Gioconda
La famosa pintura realizada entre 1503 y 1519 por Leonardo es hoy todo un icono de la cultura universal y emblema de la pintura renacentista. La enigmática pintura, cuyo modelo hoy sigue siendo un tema de debate, resalta el talento del pintor italiano en su época más madura, dominando la técnica del sfumato con destreza, un rasgo propio de su pincelada que no podría faltar en su obra más importante.
Se trata de un óleo pintado sobre una tabla de álamo de 77 x 53 cm. La hipótesis más aceptada sobre el origen de la obra sustenta que la obra se trató de un encargo de Francesco Bartolomeo de Giocondo, siendo su esposa Lisa Gherardini la mujer que aparece en la pintura, de ahí ambos nombres oficiales “La Gioconda” o Mona “Señora” Lisa. Esta teoría no es completamente aceptada por el Museo de Louvre, residencia actual del tesoro pictórico renacentista, por lo que otra teoría sugiere que la modelo fue una vecina de Leonardo, cuyo embarazo queda cubierto por las manos de la Mona Lisa sobre su vientre. Este misterio es uno de los grandes atractivos de la obra hoy en día.
Esta pintura, de más de quinientos años, es hoy un tesoro del arte universal, por lo cual, reside en el museo más importante de arte del mundo, el Louvre, bajo decenas de mecanismos de seguridad, teniendo un muro solamente para su propia exhibición. La pintura fue robada en 1911, época donde la seguridad del Louvre dejaba mucho que desear, robo perpetrado por un extrabajador del Louvre que argumentó haber sido estafado y solo querer devolver la pintura a su patria. Hoy, la Mona Lisa es la pintura más visitada del Louvre, recientemente víctima de un ataque posterior a la pandemia mediante un pastel que solo logró estrellarse contra el cristal antibalas que la protege. Para la Mona Lisa el tiempo dejó de existir hace mucho, dispuesta a ostentar el título de la obra de arte más importante de la historia humana por siempre.