Skip to main content

Uno de los estilos de ilustración más hermosos jamás concebidos.

 

El arte de la ilustración es sin duda una de las disciplinas artísticas más versátiles que existen, tan cambiante como útil en diversos aspectos, que van desde su uso comercial hasta uno meramente decorativo. A finales del siglo XIX surge como parte del movimiento modernista o Art Nouveau un estilo de ilustración tan icónico y hermoso que hoy en día sigue maravillando por su composición, su belleza, y que incluso sigue replicándose mediante las nuevas herramientas para hacer arte del siglo XXI.

La ilustración modernista o arte modernista se caracteriza principalmente por ser muy ornamental, siempre sin caer en el exceso o abuso de los elementos decorativos que en este estilo podemos identificar por seguir formas orgánicas, líneas ondulantes y ser dinámico y sumamente asimétrico. Ajeno a cualquier estilo academicista del siglo XIX, el modernismo buscaba precisamente ser diferente a las tendencias clásicas predominantes en Europa, buscando una línea más moderna y joven que representase la modernidad próxima al cambio de siglo. 

Rompiendo cualquier tendencia existente durante la Belle Epoque, el Art Nouveau surgiría como bandera contra la industrialización de la vida del siglo XIX, buscando devolver las artes y la atención de las sociedades del mundo al trabajo artesanal, teniendo como principal fuente de inspiración la naturaleza misma y sus formas orgánicas, vegetales y exponiendo la belleza de la figura femenina como uno de sus más grandes exponentes estéticos.

Renovando las artes

La Belle Epoque, periodo caracterizado por el progreso humano en el mundo occidental y la transición entre el siglo XIX y el siglo XX, trajo consigo un auge en la forma de concebir las artes multidisciplinarias, desde la arquitectura hasta la joyería, siendo el movimiento modernista el principal exponente de la búsqueda por renovar la labor artística a finales del siglo XIX, mismo que abogaba por una nueva visión más fresca, juvenil y naturalista, donde el arte dejará de ser regido por reglas establecidas en las academias y se convirtiera en algo más experimental y creativo que permitiera una verdadera libertad artística.

En este sentido, el modernismo adquirió rápidamente popularidad, una que comenzó a darle una verdadera forma estética que hoy podemos identificar fácilmente. Dentro de esta vanguardia, aparece un estilo de ilustración único, excepcionalmente elaborado y que recopila gran parte de los elementos característicos que identifican al Art Nouveau, cuya finalidad, más allá de ser decorativa, sentó las bases para hacer de la ilustración un recurso comercial para llamar la atención de los consumidores de toda clase de productos y servicios.

Naturaleza, figura femenina y sentido ornamental

Para el modernismo, la naturaleza es el punto de partida, siendo las formas orgánicas y de líneas onduladas y asimétricas la clave del éxito de una buena composición Art Nouveau. Los motivos florales y vegetales son el componente perfecto en la ilustración modernista, el cual tiende a completar el protagonismo de la figura femenina en este tipo de trabajo ilustrativo. 

La ilustración Art Nouveau expuso la belleza de las mujeres como el centro de atención al cual las flores y la naturaleza decorativa solamente potencializan para lograr una composición perfecta. Las mujeres se representan poderosas, bellas, ataviadas por joyería y vestidos hermosos simulando ser diosas y reinas, un empoderamiento que funcionó tanto para lograr una obra de arte perfectamente bella, como para atraer la atención del público masculino y generar una tendencia de imitación por parte de su audiencia femenina. 

Su composición está repleta de elementos perfectamente ubicados sin llegar al exceso, donde la asimetría de lo expuesto hace aún más llamativa la obra artística rompiendo con el academicismo predominante de la época. Este tipo de ilustración resultaría ser completamente intrépido e innovador, causando fascinación y siendo adoptado rápidamente por el mundo de la moda que vería en esta forma de ilustrar una oportunidad comercial para exponer las tendencias del momento por medio de posters publicitarios.

Hoy, los artistas del siglo XXI siguen reinterpretando este bello estilo de ilustración aplicado a diversos personajes y usos, ya sea como mero arte digital o siendo utilizado para campañas publicitarias, portadas de libros, o incluso como arte para materiales musicales. El éxito de la ilustración modernista es innegable, tanto es así que se mantiene vigente como sinónimo de belleza y elegancia, todo un ejemplo de lo icónico que llegó a ser el modernismo del siglo XIX.