Skip to main content

El hierro finamente trabajado caracteriza el interiorismo del Modernismo del siglo XX.

 

Dentro del Art Nouveau, o del Modernismo como lo conocemos en los países de habla hispana, existen características que hacen identificable este estilo arquitectónico mediante su interiorismo, elementos que forman parte de la esencia misma de la vanguardia del trabajo manual y artístico del cambio de siglo. Uno de ellos es la herrería que sirve a las estancias tanto de manera funcional y estructural como decorativa y ornamental, donde el trabajo minucioso de los metales logra generar formas únicas que terminan por complementar la identidad del modernismo arquitectónico.

Sabemos que para el Art Nouveau la naturaleza es el punto de partida como inspiración principal, por lo que el metal debe transformarse a sí mismo mediante su maleabilidad, logrando adquirir y adoptar formas imposibles de manera convencional. Los metales representan la fuerza y la rigidez de los elementos naturales más sólidos del planeta, pero que aún así logran ser moldeados a la voluntad del ser humano y su sed artística, teniendo en este periodo de la historia del arte y la arquitectura un auge en su manipulación artesanal.

El arte imitando a la naturaleza

El modernismo arquitectónico siguió los mismos lineamientos de la vanguardia en general, que buscaban llevar el arte a la vida cotidiana, que, aplicándose a la arquitectura, terminaría por ser un complemento ornamental de la Belle Epoque. Para ello, uno de los principales recursos en ser aprovechados fue la implementación de la herrería de forma tanto estructural como decorativa, ofreciendo esta última un sinfín de posibilidades ornamentales.

El metal adquiere entonces una nueva función y claramente una nueva apariencia. Si en el pasado el acero y otros materiales metálicos funcionaban como mero armazón, en el modernismo llegaron a protagonizar los entornos, teniendo como fuente de inspiración la naturaleza misma, trabajándose para imitar mediante las formas orgánicas, curvas y en espiral las raíces, plantas, tallos, flores y demás elementos dignos del entorno natural, como si la vegetación se hubiese petrificado y solidificado con la dureza del hierro forjado.

Enredaderas de hierro

La aplicación del hierro forjado imitando a la naturaleza se convertiría rápidamente en un recurso popular en el interiorismo de finales del siglo XIX, aplicándose prácticamente en cualquier lugar posible. En el urbanismo, los trabajos de herrería decoran parques, plazas, mobiliario urbano, farolas y accesos al transporte público como lo fueron las entradas a los andenes del tren subterráneo en las principales ciudades de Europa. 

En cuanto al interiorismo, los trabajos de herrería se utilizaron para la elaboración de barandales, cancelería, protecciones para ventanales y puertas de acceso, todo lo anterior elaborado por artesanos capaces de moldear la forma del hierro fundido y lograr generar propuestas artísticas que simulan la naturaleza misma con el más mínimo detalle, haciendo de estos meros usos protectores y estructurales unos decorativos, capaces de maravillar a la vista y complementar el entorno de fantasía digno del Art Nouveau.

Formas únicas

Entre sus principales motivos y formas destacan las hojas de flores y plantas a detalle, siempre emulando tallos crecientes que se enroscan y de los cuales florece una bella flor que ha dejado a su paso hojas de hierro. Esta función ornamental buscaba llevar la elegancia a los lugares a través del artesanal trabajo de moldear el hierro, el cual muchas veces se complementa con el uso del vidrio, logrando formas y apariencias aún más impactantes.

Hoy en día es normal ver trabajos de cancelería y barandales con arreglos de este tipo, trabajo que no se aprecia lo suficiente teniendo en mente que el minimalismo vuelve a ser la tendencia arquitectónica e interiorismo del siglo XXI. Basta con apreciar los hermosos y finamente elaborados trabajos de herrería del modernismo para conocer el porqué de su popularidad, un recordatorio de que hasta el más duro de los materiales puede doblegarse ante la voluntad artística del ser humano para concebir obras de belleza única. ¿Muy poético? Así es el Art Nouveau.