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El auge arquitectónico de los países árabes, ¿Cómo se convirtió esta región en la Meca de la industria inmobiliaria? 

 

Oriente Medio siempre ha sido, al menos para el mundo occidental, una región llena de tradición, donde la religión tiene un papel fundamental en el estilo de vida de sus habitantes y de la política de muchos de los países que la conforman, siendo en su mayoría estados que siguen de manera estricta los preceptos del Islam, la religión predominante. En la actualidad, la desértica región árabe resulta ser cuna de riqueza, modernidad y lujo, pasando de ser, en poco menos de un siglo, una región de países agricultores y pesqueros para convertirse en una zona de abundante modernidad, turismo, tecnología y un importante auge inmobiliario que coloca a los grandes países de la región en la vanguardia de la arquitectura moderna del siglo XXI.

Lujos multimillonarios, riqueza, modernidad y avance tecnológico sin precedentes, son sólo algunos elementos que ahora caracterizan a países como Arabia Saudita, a los Emiratos Árabes Unidos, o a Catar, próxima sede del mundial de la FIFA 2022, todos ellos teniendo un origen similar para su riqueza y poderío económico en la región, mismo que les ha dado las capacidades para convertirse en las potencias económicas del mundo árabe y ser capaces de desarrollar sus industrias de forma exponencial, convirtiéndose en un oasis para la inversión diversificada y para los multimillonarios del mundo. 

Siendo un tema tan interesante desde el aspecto inmobiliario, hoy abordaremos el desarrollo de esta industria en los países árabes, mismos que se han convertido en todo un referente para la arquitectura moderna, exponiendo mediante sus edificaciones su hegemonía económica en la región, el lujo que caracteriza los bastiones árabes de la actualidad, y un mercado bastante atractivo tanto para inversionistas como para las grandes firmas arquitectónicas que ven en oriente medio un lienzo en blanco perfecto para los proyectos arquitectónicos más innovadores y modernos de la actualidad.

El poder del oro negro

El petróleo, detonante del desarrollo y riqueza, es el principal responsable del gran cambio ocurrido en la región de medio oriente durante la primera mitad del siglo XX. A finales del siglo XIX, medio oriente se caracterizaba por ser una región cuyo desarrollo se centraba en la agricultura, la pesca y la extracción de piedras preciosas, nada relevante para el desarrollo del mundo occidental ocupado en su boom de progreso e industrialización. No fue hasta los años 30 que la región árabe descubriría el material que los convertiría en capaces de financiar toda clase de proyectos e impulsarían a las naciones aún rurales a convertirse en las próximas potencias económicas, militares e inmobiliarias del mundo árabe. 

Países como Arabia Saudita, Catar, o los Emiratos Árabes Unidos supieron aprovechar la riqueza petrolera de sus respectivos territorios (algunas de ellas siendo parte de las reservas petroleras más grandes del mundo), para financiar el desarrollo industrial de las naciones árabes. Su gran problema fue en su momento depender enteramente del oro negro para sustentar toda su economía y desarrollo, un problema que los llevaría a encontrar la solución en la diversificación de la inversión de toda su riqueza, siendo esta acción la que terminaría por catapultar a las naciones petroleras a un futuro de desarrollo económico, tecnológico, científico, turístico e inmobiliario. Esta diversificación de la inversión ocurrida a finales del siglo XX convertiría a las economías árabes en una más que capaces de desarrollar industrias como la turística, energética, tecnológica e inmobiliaria de forma más que rentable, provocando un boom de prosperidad donde la modernidad y el lujo de sus ciudades darían testimonio del progreso que medio oriente, al menos sus naciones petroleras más abiertas a la globalización, acogería a la llegada del nuevo milenio.

Boom arquitectónico

Hoy en día si se piensa en medio oriente muy seguramente acudirán a tu memoria colectiva dos cosas: guerra y crisis humanitaria (lamentablemente) o lujo, riqueza y modernidad (paradójicamente). El mundo árabe es actualmente una región muy desigual, siendo por un lado sede de conflictos bélicos y alzamientos civiles, y por otro, un destino digno de multimillonarios con la infraestructura más lujosa y moderna del mundo. El origen de todo esto podría centrarse en el uso del petróleo que los países árabes suelen tener por montones y los fines político-religiosos que le den al oro negro. 

Si bien el crecimiento económico tuvo su origen gracias a los hidrocarburos, en la actualidad la diversificación de las industrias ha hecho posible mantener la riqueza y convertir a las ciudades de medio oriente, aquellas cuyos gobiernos así lo prefiere, abrirse a la globalización y desarrollarse mediante la ciencia, la tecnología y la mano de obra calificada. La industria inmobiliaria ha sido en las últimas décadas el gran aliado de la economía árabe, atrayendo una inversión multimillonaria sin precedentes a la región que desató un boom arquitectónico que fácilmente puede notarse con la rápida verticalización de las principales localidades de las naciones islámicas. 

La edificación de rascacielos ultramodernos por centenares es la declaración más evidente del poder económico de medio oriente, demostrando su capacidad de atraer la mejor inversión inmobiliaria y ser sede de los más increíbles proyectos arquitectónicos de la mano de las mejores firmas arquitectónicas del planeta. Teniendo en cuenta su riqueza petrolera y su apertura para captar inversión y diversificar, no es de extrañar que las principales ciudades de la región están plagadas de edificaciones y rascacielos que sólo podían verse en occidente en ciudades como Nueva York. La hegemonía arquitectónica ha pasado a manos árabes, quienes demuestran que la infraestructura es clave para el correcto desarrollo económico.

Bastiones inmobiliarios

Ya sea por la influencia política, militar o petrolera en la región, las principales localidades más desarrolladas de la región árabe se encuentran en tres naciones cuya relevancia en la península arábiga es bastante conocida en el mundo entero: Arabia Saudita, la segunda potencia petrolera más grande del mundo (y excelente amigo de los Estados Unidos); Los Emiratos Árabes Unidos, Estado predilecto para albergar lujo, modernidad y entretenimiento multimillonario; y Catar, la controversial próxima sede del mundial de la FIFA 2022 que ha sido capaz no solo de albergar la sede deportiva sino de edificar toda una infraestructura para cubrir el evento que contempla algunos de los estadios más moderna de la época.

La triada inmobiliaria, que contrario a muchos otros de sus vecinos árabes no muestra un odio visceral hacía occidente y principalmente los Estados Unidos; alberga las ciudades más modernas y lujosas del mundo, cuya arquitectura está siempre a la vanguardia y es un referente de modernidad y desarrollo inmobiliario multimillonario. Su apertura hacia la inversión extranjera libre de toda ideología política (al menos en primera instancia) ha hecho posible a ciudades como Dubái o Abu Dabi albergar eventos multimillonarios, los atractivos turísticos más lujosos del planeta, e incluso poseer la edificación más alta del mundo, todo ello empleando la más moderna arquitectura del siglo XXI.

Estas ciudades son el lienzo perfecto para edificar los proyectos más sorprendentes que los diseñadores y arquitectos de la actualidad son capaces de imaginar, existiendo el financiamiento, la apertura y un uso seguro de dichos rascacielos que no terminarán abandonados como suele ocurrir en muchas otras partes del mundo. 

En Medio Oriente se edifica con lujo, tecnología y modernidad arquitectónica, demostrando ser el mercado ideal para la inversión inmobiliaria y la comercialización de bienes inmuebles de prestigio en una de las zonas más acaudaladas del mundo moderno. Turismo de lujo, residencias multimillonarias, entretenimiento de prestigio y el calor del desierto, es lo que la edificación del mundo árabe acoge en sus ultramodernos conceptos inmobiliarios vanguardistas que marcan la arquitectura del siglo XXI.