Skip to main content

La cosecha de la energía renovable que moverá el futuro de la humanidad

 

Sí la visualización del futuro es aquella que siempre hemos visto como próspera y prometedora, ¿cuál sería entonces la fuente de energía capaz de promover un futuro tan utópico y perfecto donde la humanidad convive con un planeta bien preservado y no con un mundo postapocalíptico producto del cambio climático? En los últimos años, el tema ambiental se ha convertido en una prioridad para el mundo entero que afecta todos los aspectos del desarrollo humano del siglo XXI. Hemos caído en la cuenta de que sin planeta no hay humanidad (a pesar de la obviedad de esta certeza), razón por la cual las potencias del mundo, las grandes corporaciones y la población en general han puesto manos a la obra en una carrera contra el tiempo donde la preservación ambiental es la meta final, la última que importa.

Regresando a nuestra pregunta inicial, para lograr “salvar” al planeta de un destino atroz, es necesario cambiar muchos aspectos de la actividad humana, siendo el aspecto energético uno de los más importantes. Por muchos años, los combustibles fósiles, altamente contaminantes, han sido la fuente de energía del desarrollo humano, moviendo las industrias y a las grandes ciudades, al mismo tiempo que han devastado ecosistemas, contaminado ríos y océanos, y provocado el aumento de la temperatura del planeta poniendo a la humanidad en jaque contra un posible futuro oscuro y hostil.

A pesar de ver este panorama completamente desalentador, y aunque no lo parezca, aún estamos a tiempo como humanidad de hacer algo al respecto. Buscando salvar nuestros ecosistemas y garantizar nuestra supervivencia como especie, es momento de optar por alternativas energéticas limpias y renovables de menor impacto ambiental, de entre las cuales sobresale una en especial, capaz de ofrecer la misma cantidad de energía con un impacto cero. Nos referimos a la energía solar, la gran esperanza energética de la humanidad. 

El poder infinito de nuestra estrella

Nuestro presente nos hace pensar en que tal vez la adoración a nuestro Sol por las culturas antiguas de la humanidad podría significar algo. Tal vez presagiando un futuro lejano para ellos, las civilizaciones antiguas y su culto al astro rey hoy están más que justificadas, pues es nuestra estrella de infinito poder la que podría salvarnos de un destino inimaginable. El Sol es uno de los responsables de la vida en la Tierra, sin el cual tal vez ninguna especie podría subsistir en nuestro planeta. 

Hoy en día, a raíz de la problemática climatológica, su protagonismo vuelve a estar en el panorama mundial, tanto como villano como el próximo salvador de la raza humana. La radiación electromagnética del Sol es la responsable del aumento de temperatura en el Planeta, siendo una consecuencia alarmante de nuestra actividad desmedida sobre los recursos de la Tierra y el daño a la capa de ozono. Si bien es esta energía y poder lo que podría llevarnos a la extinción futura, es también la fuente de energía que podría revertir todo el daño, o al menos, emprender un nuevo camino de conservación ambiental utilizando esta fuente renovable y limpia de energía para construir el futuro.

Transformando los rayos del Sol

Pero ¿Qué es la energía solar? Se trata de una alternativa de energía renovable cuya fuente es la radiación electromagnética que el Sol envía a nuestro planeta, misma que es posible capturar y transformar en energía eléctrica, evitando contaminar el ambiente en el proceso, siendo su obtención de carácter inagotable. 

La energía solar puede ser recolectada de diferentes maneras, siendo las principales los paneles fotovoltaicos, los colectores solares y hasta de forma pasiva mediante la arquitectura bioclimática. Así mismo, su posterior transformación da como resultado energía solar térmica, obtenida mediante la temperatura derivada del sol; y energía solar fotovoltaica, obtenida a través de la luz solar. Aunque no es una energía muy barata aún en la actualidad, la inversión en su implementación trae consigo múltiples beneficios energéticos y ambientales, sin mencionar el aspecto económico a largo plazo que esta fuente de energía renovable y sustentable trae consigo. 

Un respiro energético para el planeta 

Sus principales formas de captura y transformación podrían sustituir en gran medida las fuentes tradicionales y fósiles de energía en el mundo, frenando el aumento de la temperatura del planeta y dando un respiro al planeta mismo y sus ecosistemas con una reducción considerable de huella de carbono. 

Energía Solar Térmica: esta forma de recolección y transformación de la radiación solar utiliza la temperatura generada por los rayos solares como fuente de energía, ya sea a nivel industrial como local de uso doméstico. Un ejemplo de esta modalidad son los calentadores de agua solares que cada vez más viviendas implementan en sus hogares, ahorrando y contribuyendo a la migración de energías sustentables. 

Energía Solar Fotovoltaica: a diferencia de su hermana, esta modalidad concentra su tecnología en la transformación de la luz y el calor solar mediante celdas fotovoltaicas de silicio que convierten la luz capturada en energía eléctrica que puede ser utilizada de cualquier manera, a nivel industrial como local. Es precisamente esta alternativa la que actualmente muchos países e industrias están implementado a gran escala en campos solares conocidos como Huertos, mismos que prometen convertirse en la fuente de energía del mañana, haciendo de la energía solar la energía del futuro. 

Huertos solares, los cultivos que transformarán al mundo

La implementación a gran escala de huertos solares contribuye al combate del cambio climático de manera significativa alrededor del mundo. Países como India, Emiratos Árabes Unidos, China y hasta México, son sólo algunos de los países que comienzan a invertir en estos campos de recolección energética renovable e infinita (claro, al menos hasta que el sol se enfríe y estalle). Sus beneficios implican una reducción del impacto ambiental por parte del sector energético mundial, la conservación del ecosistema, una democratización de esta forma de energía al estar cada vez más al alcance de todos, y una prometedora fuente de poder para el desarrollo humano de las próximas décadas. 

Su adaptabilidad, a mayor y menor escala, posiciona a la energía solar como la fuente de poder del siglo XXI por excelencia. Por ello, la proliferación de huertos solares a lo largo y ancho del planeta, podrían significar la respuesta para evitar una debacle climática y garantizar el próspero y visionario futuro que aún podemos concebir si actuamos a tiempo y con responsabilidad climática como especie.