El estilo de decoración característico del siglo XIX inglés, donde la elegancia y lo artesanal marcaron la tendencia del reinado de Victoria.
En toda época de la historia siempre hay una moda a seguir. La humanidad sigue tendencias por naturaleza, sintiendo esa necesidad innata de pertenecer a algo, de formar parte de un fenómeno, ya sea por algún tipo de seguridad social (o incluso algo más primitivo), o simplemente para sentirse plenos y realizados. En la mayoría de los casos, la finalidad es imitar a un grupo o a una figura en especial, personajes glorificados que logran influir en las decisiones de las masas, tal como sucede en la actualidad.
En el siglo XIX, una figura encabeza toda una época de florecimiento cultural, económico e industrial, cuya imagen fue la tendencia a seguir desde la cúspide del mundo monárquico de Europa. La famosa Época Victoriana le debe su nombre y gloria a una persona en especial, una mujer cuyo reinado trajo consigo el florecimiento de Gran Bretaña y propició una era de cambios y progreso en el mundo occidental. Nos referimos a la reina Victoria de Inglaterra, la gran influencer del siglo XIX. Su figura motivó una serie de tendencias que buscaban imitar la vida de la realiza principalmente en la clase media y alta, sectores de la sociedad con la posibilidad de costear los gastos de intentar ser un poco más que plebeyos victorianos.
Dentro de este fenómeno aparece la decoración victoriana tan emblemática de este periodo histórico, cuyo apogeo se da en la Inglaterra industrializada, donde la decoración del hogar fue un factor determinante para quienes buscaban demostrar un estatus en una sociedad tendenciosa mediante el diseño, mobiliario, color y otros lujos. Conozcamos qué elementos decorativos fueron cruciales para demostrar que tan parecida era tu vida a la de la reina Victoria mediante el elegante interiorismo neogótico.
Época de romanticismo y estatus
La Época Victoriana representó el boom del progreso en el mundo occidental impulsado principalmente por Gran Bretaña y su industrialización. La cultura, las artes, la economía, y obviamente el imperialismo colonial floreció durante el reinado de Victoria de Inglaterra, una era donde la clase obrera trabajó para subsistir, la clase media pretendió imitar a los ricos, y los ricos buscaban lograr hacerse de un hueco en la esfera monárquica británica. Si bien fue una época de desigualdad social (qué época no lo es), un hecho innegable es que la corona impuso mediante su ejemplo un deseo de ser como ellos, o mínimo parecerse un poco.
¿Y cómo lograr ser como la mismísima monarca del Reino Unido? Pues mediante un estatus social garantizado tanto por tu riqueza, tal vez tu apellido, y por supuesto, tus bienes materiales. Si, en una época de followers refinados, tus bienes son un factor clave para comprobar tu compromiso con la causa de la clase alta. Por ello, la decoración del siglo XIX se desarrolló buscando hacer de las grandes casas victorianas lugares llenos de fina ornamentación, muebles elegantes y refinados, y una decoración digna de la realeza, aunque esta ni siquiera sepa de tu existencia. Lo que sí es un hecho, es que este tipo de decoración resultó ser sumamente bella, de arreglos hermosos y aspecto acogedor, por lo que su éxito fue replicado más allá de las islas británicas, y que aún hoy en día sigue siendo objeto de análisis debido a su exquisito diseño lujoso y elegante. ¿Sabes cuales son los elementos de la decoración victoriana? Pon mucha atención, esnob.
Los colores oscuros son tendencia: las tonalidades oscuras dominan el ambiente en la decoración victoriana. Rojos, marrones y verdes son los colores más comunes, siempre en tonalidades opacas y contrastando con la decoración metálica de tonos dorados y platas. Si se utilizan colores neutros como el gris o el blanco, usualmente el mobiliario es quien viste las tonalidades opacas para contrastar y mantener el estilo de decoración que para algunos podría ser demasiado sombrío y melancólico.
Mobiliario ornamental y artesanal: los muebles son de carácter único, elaborados por manos hábiles que saben que su propósito es lucirse en el entorno y exponer el lujo de sus propietarios. Los muebles artesanales hacen que las piezas sean únicas, lo que aumenta su prestigio. Sillones tapizados y de formas estilizadas, armarios, mesitas, tocadores y demás muebles fabricados con madera fina y elegantes incrustaciones metálicas y formas sinuosas son la tendencia para exponer tu poder económico y refinamiento ante la alta sociedad.
Elementos textiles: las telas, encajes, adornos y bordados son elementos infalibles para demostrar la elegancia de ser un esnob. En el victoriano cada detalle cuenta, por lo que el más mínimo detalle ornamental en tus cortinas, en la ropa de cama, en los cojines y alfombras cuenta. El terciopelo y el chintz son los textiles obligados dentro de este tipo de decoración. El uso de pesadas cortinas y persianas, tapizados bordados con colores dorados, y el casi excesivo uso de alfombras hace de una estancia un lugar digno de recibir a la Reina.
Los patrones y el papel tapiz: lo ornamental se aplica en forma de patrones, siendo el papel tapiz el exponente principal de esta característica, elemento de decoración icónico de este periodo histórico. El tapiz suele ser de colores opacos con patrones elegantes en tonalidades doradas o contrastantes, donde el mobiliario y otros elementos de decoración deben hacer match.
Decoración extravagante: la decoración en general debe ser exagerada pero elegante. ¿Cómo es esto? mediante la extravagancia de los elementos decorativos donde los metales (colores dorados y plata), la cristalería, y el tamaño ostentoso del mobiliario y otros artefactos de la época hace de las estancias lugares acogedores y refinados, donde el lujo y la clase se presentan a la vista de todos. Algunos ejemplos de estos elementos de decoración son las icónicas lámparas de araña, candelabros, marcos de pinturas o fotografías, utensilios de trabajo o de escritorio, y por supuesto los cubiertos y elementos necesarios para una elegante cena victoriana.