El estilo arquitectónico medieval que cambió la forma de construir en pleno siglo XII y su revival victoriano.
Dentro de los grandes movimientos y estilos arquitectónicos de la antigüedad sobresale uno que quizá sea el que más se presenta en la memoria colectiva al pensar en la arquitectura antigua, ya sea por sus bien definidos elementos característicos, o por revestir algunos de los más famosos edificios de Europa. ¿Ya sabes de qué estilo estamos hablando? Te daremos una pista: Notre Dame de Paris.
¡Así es! La arquitectura Gótica es quizás uno de los estilos más reconocidos dentro del acervo arquitectónico de la humanidad, al menos dentro del mundo occidental. Sus altas naves, sus arcos ojivales, sus agujas y estilizada verticalidad son sinónimo de lo tétrico dentro de la cultura pop, aunque contrario a esto, su creación fue encomendada principalmente para complacer al mundo de la cristiandad de la Edad Media, enalteciendo el poder de Dios con tan magníficas estructuras, y revolucionando a su vez la arquitectura y la ingeniería de la humanidad para siempre.
Analicemos los elementos de este hermoso estilo arquitectónico que desde su innovadora forma de edificar hasta el revival que lo retomó en pleno siglo XIX, el Neogótico, ha influido en religiones, en el mundo literario, y claramente en la industria del entretenimiento. Gótico o no, esto te va a interesar.
Opus Francigenum
Tranquilo, no intentamos confundirte con lenguajes desconocidos. Esta fue la forma con la que en un comienzo se le conoció a la arquitectura Gótica en Europa, traducida literalmente como “Obra Francesa” pues tiene su origen al Norte de Francia, siendo identificada la Basílica de Saint-Denis como la primera construcción de este estilo en la historia, marcando su fecha de construcción como el inicio de este periodo arquitectónico a mediados del siglo XII.
El término Gótico se le adjudica al tratadista del renacimiento italiano Giorgio Vasari, quién en su análisis de la arquitectura anterior al renacimiento (periodo posterior a nuestro estilo arquitectónico), denominó Gótico al Opus Francigenum basándose en los antiguos pueblos germánicos de Europa, los Godos, argumentando que la naturaleza “bárbara” de los godos estaba plasmada en esta arquitectura desordenada, confusa y poco digna. Esto se entiende en el sentido de que, para el renacimiento, las artes florecieron buscando el perfeccionismo, por lo que todo lo anterior, en nuestro caso, el gótico, resultaba desagradable y poco digno de Dios.
Para probar que tan equivocados estaban los egocéntricos renacentistas respecto a la arquitectura gótica medieval, es necesario analizar los elementos que caracterizan al gótico y como este revolucionó la ingeniería en plena Edad Media, donde la roca seguía siendo el principal material de construcción.
Arquitectura innovadora
El estilo Románico fue el antecesor del Gótico, el cual se caracteriza por las edificaciones de gruesos muros y poca altura, donde los arcos que buscaban hacer más espaciosos los interiores solo daban el aspecto tenebroso de estar en un túnel de poca ventilación, donde la gloria de Dios era poco visible. Impulsado principalmente por los designios de la Iglesia medieval, el Gótico surge como la alternativa arquitectónica que buscó representar el poder y magnificencia de Dios en los recintos de culto. Por ello, y pretendiendo cumplir las órdenes eclesiásticas, los ingenieros se plantearon tres cosas que cambiarían la arquitectura para siempre: altura, ligereza e iluminación.
Altura: las naves solicitadas en el bajo medieval requerían de más altura buscando más espacio, cosa que sólo sería posible mediante la implementación de un nuevo tipo de arco que lograra sostener el techo y al mismo tiempo requerir una menor estructura de soporte. La aparición del arco apuntado u ojival soluciona una de las principales problemáticas medievales de la edificación haciendo posible la edificación vertical más alta utilizando muros más delgados, dando esa característica estilizada y angosta a la edificación Gótica.
Ligereza: el arco ojival, que dio paso a un nuevo tipo de bóveda más ligera, la bóveda cruzada, hizo posible que los recintos fueran más livianos al recargar su peso en los famosos contrafuertes y arbotantes, esqueleto exterior que da en muchos de los casos el toque arquitectónico que identifica una estructura Gótica.
Iluminación: en la misma sinergia arquitectónica, la altura y ligereza de la estructura gótica, ofreció la posibilidad de implementar una mayor entrada de luz al interior, esto mediante altos vitrales, muchas veces decorados con pasajes bíblicos, y rosetones, iluminando en gran medida con luz natural los interiores de forma magistral y revolucionaria, consolidando este tercer elemento a la arquitectura gótica, que vestiría los edificios europeos por más de tres siglos.
Hegemonía Gótica
Este innovador y eficiente estilo arquitectónico predominó en Europa durante los siglos previos al renacimiento, siendo catalogados en 4 periodos importantes:
Gótico temprano: como su nombre lo indica, este periodo fue el comienzo del estilo arquitectónico, donde apenas buscaba diferenciarse del románico previo implementando nuevos elementos a su arquitectura que posteriormente caracterizarían al gótico en su apogeo: largos ventanales, arcos apuntados y la famosa bóveda cruzada.
Gótico clásico: los contrafuertes se vuelven el elemento clave dentro de esta arquitectura, la altura es lo que toda Europa occidental busca intentando alcanzar a Dios (al menos en lo que se refiere a sus lugares de culto).
Gótico Radiante: el apogeo de la arquitectura Gótica, perfeccionada y en tendencia en toda Europa. Para este periodo es la principal forma de edificación eclesiástica y quién construya diferente está fuera de moda.
Gótico Tardío: el más saturado de los periodos Góticos, caracterizado por la implementación de ornamentos en saturación, acercándose notoriamente al periodo renacentista cerca del siglo XV. Para entonces, el Gótico comenzaba a quedar en el pasado dando comienzo al estilo renacentista. El Gótico perdurará en algunas partes de Europa como Inglaterra en menor medida, retomando nuevamente en el siglo XIX con la aparición del Neogótico.
Revival victoriano
La aparición de nuevas tendencias arquitectónicas no logró erradicar al Gótico del panorama arquitectónico mundial, puesto que el tiempo se encargó de devolverlo a la gloria, como ocurre en la actualidad con antiguas modas y tendencias. El Siglo XIX significó una época de progreso sin igual en el mundo occidental, no solamente en el continente Europeo, sino en el hemisferio occidental del mundo. La revolución industrial y el romanticismo cultural de pronto buscó rescatar estilos antiguos que se adecuaban a la perfección con el auge ilustrado de la civilización en algo que se denominó historicismo.
Dentro de este fenómeno, la arquitectura Gótica regresa de forma triunfal a la modernidad, siendo el estilo de edificación predominante de la famosa época victoriana, que esta vez lograría cruzar los océanos y alcanzar nuevos horizontes en los cuales proliferar. Así como en la actualidad, hubo un notable rechazo a la resurrección del estilo arquitectónico, calificando al neogótico como una desvirtuación del original, llamándolo peyorativamente “pseudo gótico”, que, en términos modernos, podríamos decir que el neogótico intentó ser cancelado.
Neogótico
En esencia, el Neogótico rescataba prácticamente todos los elementos del Gótico medieval, siendo esta vez más estilizado y romantizado, donde ya no solamente buscaba representar el poder de la Iglesia y servir exclusivamente a ella, sino que tanto institutos educativos como la Universidad de Oxford, como edificios gubernamentales como el Palacio de Westminster, ahora se vestían con la edificación de los arcos ojivales, arquitectura que caracterizaría el siglo XIX en Inglaterra.
El Gótico victoriano no solamente se convirtió en el estilo predominante de occidente, sino que marcó pauta para una era de restauraciones a edificios Góticos originales, una manita de gato victoriana que buscó su rescate y preservación, siendo la catedral de Notre Dame en París el ejemplo más notable de un recinto Gótico restaurado en pleno siglo XIX.
La arquitectura del terror
Erróneamente, tanto la arquitectura Gótica como su revival victoriano son asociados a lo oscuro, lo tétrico y lo maligno, tergiversando su esencia primeramente religiosa y después historicista dándole un sentido tenebroso que suele ser la principal razón del rechazo contemporáneo a este estilo arquitectónico.
Si bien esto ha servido como influencia en el mundo literario y el de las artes, y para la industria cinematográfica moderna, cabe mencionar que ninguna de estas asociaciones debe pasar por encima de su función y sentido inicial: un estilo arquitectónico sumamente funcional y revolucionario.
Hoy en día el término Gótico funciona para describir géneros literarios, musicales y cinematográficos que se asocian a la cultura de lo aterrador y lo melancólico, una clara evolución lingüística que, como la mayoría de las cosas en el mundo moderno, tiene un origen completamente distinto. Sea cual sea el sentido que le des al término Gótico en la actualidad, no cabe duda de que la Arquitectura Gótica es una de las maravillas artísticas más sublimes de la historia humana, sinónimo de luz, altura, espacio y ligereza arquitectónica.