Uno de los recintos más icónicos de la arquitectura moderna.
La arquitectura moderna, y con esto nos referimos a las maravillas de la edificación del siglo XX y XXI, no dejan de sorprendernos por su capacidad de innovación y versatilidad en un mundo cada vez más diverso y con mayores necesidades arquitectónicas a cubrir en esta labor. Más allá de un diseño bonito y futurista o la moda de implementar elementos en tendencia contemporánea como lo sustentable y las energías limpias en su elaboración, la arquitectura moderna debe cumplir un rol más completo que solo verse bien ante el mundo, ser lo más alto posible o cumplir la cuota de la agenda de cara al cambio climático.
Edificar en base a una función específica destinada a perdurar muchos años es el ideal de esta profesión, seguir vigente a más de medio siglo de historia y seguir cumpliendo el rol para el que fue concebido un edificio es la meta final en la labor arquitectónica moderna, y esto lo sabe más que bien uno de los recintos más icónicos del mundo moderno, situado al otro lado del mundo en una tierra salvajemente modernizada por occidente, que engalana las costas de Australia de manera sublime como un templo del arte y la música.
La Ópera de Sídney este año cumple la respetable edad de 50 años, siendo su diseño exterior, función y ubicación elementos que la colocan como una de las edificaciones más famosas del mundo, cuya arquitectura hoy incluso pasa a ser referente de la ciudad insignia de Australia con una silueta tan reconocible incluso para aquellos que jamás han pisado las lejanas tierras del subcontinente australiano. Conozcamos a detalle la grandeza de este recinto artístico con medio siglo de historia.
Un bastión cultural
La historia de este templo acústico comienza poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, con la necesidad de construir la casa de la ópera de Sídney justo en su bahía, para lo cual sería convocado un concurso en los años 50 en busca de un diseño ideal para la encomienda. La convocatoria recibiría alrededor de 233 proyectos de más de 32 países, de entre los cuales el jurado destacaría y seleccionaría el proyecto del danés Jorn Utzon, cuyo diseño innova en forma y función, con unas formas que para el año de 1954 ya se trataba de una modernidad expresionista como ninguna otra. El proyecto se contempló levantar en la bahía de Sídney engalanando las aguas como todo un templo a la música.
Diseño innovador
Utzon implementaría una visionaria propuesta compuesta de cubiertas de gran tamaño que emularon conchas de mar blancas, las cuales en conjunto parten de una semiesfera, haciendo del diseño una maravilla geométrica perfectamente planificada. El recinto fue diseñado con una visión evidentemente expresionista y escultórica que hace de sus formas, siluetas y estructura todo un ícono de la arquitectura del cambio de siglo. Con un interior de gran distribución y usos múltiples, la Ópera de Sídney cubrió la cuota de albergar un recinto ideal para las artes musicales y la interpretación teatral, pero también cuenta con recintos predispuestos para hacer del edificio y el complejo en general un centro de exploración artística en todos los sentidos.
Con 5 teatros de gran capacidad, 5 estudios de ensayo, restaurantes, comercios y bares, la ópera se ha convertido en cinco décadas en un complejo de entretenimiento y ocio icónico de la bahía de Sídney, un destino turístico imperdible para visitantes y uno de los sitios favoritos de los locales para degustar de cultura y entretenimiento.
Este año, la Ópera de Sídney cumple 50 años desde su inauguración en 1973, cinco décadas que envuelven al lugar en la historia de la ciudad y del país mismo, con la visita de la Reina Isabel II, los príncipes de Gales, una infinidad de eventos culturales y conciertos, celebraciones de fin de año (al ser esta ciudad una de las primeras en recibir el año nuevo), y por su innovadora e icónica silueta y composición arquitectónica, hoy es todo un referente de la arquitectura expresionista moderna y de la ciudad misma. Con algunas intervenciones y remodelaciones en años recientes, hoy la ópera se viste de fiesta para celebrar su medio siglo de historia, un legado que Utzon y el gobierno de Sídney han dejado a un mundo intrépido.